Una mota de polvo remando con ambos brazos y contra la eternidad
Y un conejo perdido en la alfalfa,
Alta, desde que se perdió nuestro aniversario en su tupida paja.
Corsarios de poniente en la pineda desnudan sus espadas de madera
Y espacios residentes como gatos por nuestras ideas,
Brillantes, desde que nos rodeó la marea.
Coronas de espinas, coronas de campos de espinas
Coronas de montañas llenas de campos de espinas
Y el polvo que se desprende de mis sueños debajo de la cama
Que ya es como el amor de tanto soñar yo con ese amor,
Quiméricos dolores de cabeza,
Desde que cada mujer que veo por el callejón
Deja un sutil rastro de menta.
Las flores típicas de la tienda bajo las pestañas del toldo azul
y la mandrágora del pantano que camina en ti, salvaje,
Te abrazan con su húmeda celosía de espejos
Y sus frutas del tiempo.
Una velada romántica con la oscuridad del aseo,
Cada vez más oscura, desde que ya no te quiero.
Y un conejo perdido en la alfalfa,
Alta, desde que se perdió nuestro aniversario en su tupida paja.
Corsarios de poniente en la pineda desnudan sus espadas de madera
Y espacios residentes como gatos por nuestras ideas,
Brillantes, desde que nos rodeó la marea.
Coronas de espinas, coronas de campos de espinas
Coronas de montañas llenas de campos de espinas
Y el polvo que se desprende de mis sueños debajo de la cama
Que ya es como el amor de tanto soñar yo con ese amor,
Quiméricos dolores de cabeza,
Desde que cada mujer que veo por el callejón
Deja un sutil rastro de menta.
Las flores típicas de la tienda bajo las pestañas del toldo azul
y la mandrágora del pantano que camina en ti, salvaje,
Te abrazan con su húmeda celosía de espejos
Y sus frutas del tiempo.
Una velada romántica con la oscuridad del aseo,
Cada vez más oscura, desde que ya no te quiero.
by El Dimas
COMENTARIOS DEL AUTOR: Un poema fácil de entender para los que ya no se quieren y para los que les gusta vomitar en la soledad de sus aseos. Los primeros versos de este poema los soñé.