miércoles, 29 de diciembre de 2010

Yo sabía que no era bueno...

Yo sabía que no era bueno mirar eso que no quería ver.
Yo sabía que no era bueno echar de menos eso que quería echar de más.

Pincha aquí para ver esta foto.

Yo quería dejar de soñar o volcarme en mis sueños para siempre, pero no mantenerme entre Suiza y Budapest, sin saber hacia donde tirar.
Yo quería imaginar el tono de mis días y componer mis dialogos de primavera:

- Creo que me gustas.
* Yo también pero...
- Ya, calla..
* Bésame.

Y entonces dejé Budapest y regresé a Suiza y nunca supe si le llegué a besar.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El sonido del sedal


Ahora que el pez se me había escapado en el último momento
Y volvía río arriba al sueño de agua de donde vino,
Él sacaba con cada aleteo de despedida un color nuevo a sus escamas
Y yo por fin veía a un joven de veintiún años sonreír
En lo que parecían las ventanas de un tren final a las nueve de la noche.
No me preocupa que me olvide.
Él siempre tendrá mi cebo
Y yo el sedal con la que casi todo salió bien.

-Dimas- También conocido como "FindingNemo"

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Por propia voluntad


- ¿Recuerdas las mañanas frescas de primavera y su albor fulgurando en la hierba? ¿Recuerdas aquellas tardes de verano, cargadas de agua, tierra y libertad? ¿Recuerdas las hojas cayendo al otro lado de la ventana, hinchándose hasta parecer esponjosas? ¿Y qué hay de las obligadas siestas invernales?
- Sí, lo recuerdo, ¿por qué lo di...?
- ¿Y recuerdas la riña que tuvimos con aquellos maleantes que vinieron de detrás del sol? ¿Recuerdas las naranjas estallando en sus cabezas? ¿Llegaste a diferenciar el crepúsculo de los gajos despedazados? ¿Y el contraataque que le siguió?
- Sí, lo recuerdo, ¿por qué lo dices?
- ¿Serías capaz de olvidar algo por propia voluntad?
- No sé. Sí, si me dices cómo.
- Te lo diré. Pero antes yo tengo que acabar con él.
- ¿Con quién?
- Conmigo, con lo que queda de aquel que vivió todo eso.
- ¿Por qué?
- Ya es hora.
- ¿Y yo?
- También vas a acabar con ella, contigo.
- Pero, ¿cómo?... ¿Oye? ¿Sigues ahí?
- Eh...
- ¡Oye!
- Eh... ¿qué? ¡Ah, sí!... acabo de terminar. ¿Me permites?
- ¿Qué hago?
- Sólo asiente con la cabeza cuando dejes de escucharme.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Niños que se pierden en la nieve sin su silbato (Ensayo sobre la quietud necesitada)


Debe haber caído algo.
Algo, de algún lugar lejano perdido allí arriba.
Debe haber caído y dado de lleno contra el aburrido pavimento
Y los tenderetes cuidadosamente descolocados de los patios andaluces.
Porque las pinzas están en el suelo
Y todo se ha parado.

El ruido de sirenas no puede sonar alterado en un solo momento.
Ni tierna la brisa tecleando mis pestañas justo en el mismo.
Las olas arrellanadas entre el agua y el caballo de burbujas
No rugirán si no las empujan a asomarse a los porches del bulevar.
Todo esto y lo demás se ha quedado muy quieto.
Como si ya fuera por fin la hora de descansar.
Incluso la barba me ha dejado de crecer en esto.
Aun así el sol la pone pelirroja cuando puede.

Los peatones en la misma postura en la que los abandonó el tiempo.
Todos parecen estar ganando a la gallinita ciega
O perdiendo al escondite.

Pienso en las novias prometidas cogiéndose el vestido de la punta en la aldea.
Es un desastre que no tengan un aniversario que puedan celebrar.
O en los insectos, los abuelos o las estaciones,
Ya no tendrán una época del año.

Recorro la ciudad en busca de detalles brillantes.
De puntos despiertos.
De un lugar que huela con fuerza a caderas bajando las escaleras con prisa.
Pero siempre resulta ser agua turbia yéndose por los lavabos abiertos
O miel reposada entre una cucharada y unos carnosos labios.

Me han dejado vivo
Y salto por encima de los coches
Y machaco su chapa cada vez con unos zapatos distintos
Pero con el mismo silbido estridente.
Apedreo las casas de los chicos que me pegaban en el instituto
Y bailo con las chicas más guapas del parque que miran con delicadeza hacia el suelo y que no saben que sus chorbos no van a llegar.
A veces las miro con pena y recojo poco a poco sus faldas de colores hacia atrás y hago lo que ellas esperaban en sus citas.
Todo eso mientras ocurre el silencio y cubro récords mundiales de patinaje sin que nadie sepa cuantas trampas hago, ni si me marcho sin pagar.

Pese a lo que seguro están soñando esas cabezas inermes que observan a todas horas desde su quietud. No suelo aburrirme.
Hoy, por ejemplo, durante todo el atardecer,
He estado gritando como un animal
Desde los self service de la costa
Hasta el sabueso astado que muerde la pineda con ojos y fauces de fosfato.
Desde “La Calle de Arriba” hasta la glorieta del origami.
Me destrocé la garganta con palabras inútiles hasta que noté el sabor a sangre
Y metálicas las encías,
Y ni las palomas negras de la plaza estaban hoy temerosas de ello.

Juego a las trompas durante horas porque no sé lanzarlas
En charcos de una lluvia que se quedó a la mitad
Robo en las tiendas tapetes de mesa y collares de tela
Para mi chica quieta
Y uso de colillero y almacén de drogas el escote de la alcaldesa.

No puedo descolocar las nubes
Porque no llego.
Pero si pudiera, cogería mis preferidas,
Las del atardecer rojo tras una boda en los semáforos
Y las pondría en nuestro cuarto.
No lo tomes a mal.
Para que ardiera de una vez.

Le hice un favor a un niño feo
Y lo puse con la reina de su trance
En un baile.
Pero no es justo bajo las luces de la discoteca, ella no lo quiere.
Lo siento, niño enamorado, vas a perder
Incluso cuando estás perdido.
Debiste calarte la chaqueta con estilo y taparte mejor la cara
Cuando tuviste oportunidad.

Intento enseñar mientras desciende el frío sobre mis hombros
A flautistas de la calle lo que siempre quisieron,
A tocar la guitarra como lo haría un viejo vagabundo de verdad.
Pero no aprenden nada y cada vez son menos las monedas en sus fundas.

Firmo los libros de Miguel Ángel Blanca y los entrego en mano a lloricas.
Llevo los repartos de la “Tipo” en una moto puenteada porque eran las llamas más brillantes que había visto jamás en un deposito.
Y les doy conversación a las abuelas que no pueden morir
Y a los amuermados taquilleros.
A demás siempre llego a tiempo para desviar el cañón con el que apuntan los hombres en llamas a sus mujeres en su cama o de mover de los raíles de cercanías, las cabezas apoyadas
Y si no de salvar, por lo menos consolar al potro de la ciénaga de Grimpen.

Sí, todo quieto.
Y sólo tiemblan las pupilas de mi amada.
Revolotean y se limpian como un pájaro en una fuente.
Se agitan como la tarde en las cortinas.
Y esconden algo que sinceramente me diría.
Pero ningún movimiento más.

Solo, como cuando decides que no quieres sentarte con nadie en el tren.

Lo único que me ha preocupado en estas horas, semanas o años
Es que si nada vuelve a funcionar,
Nunca veré nevar.

Entonces me dirijo a las capitales del norte.
Allí, en su último aliento, quizás.

-Dimas- También conocido como "Artísticamentedespistado"


A propósito de... Como me encantan los “¿Y sis…”, ¿Y si de repente se para el tiempo que conocéis y quedara en suspensión? Todos haríais lo que quisieseis y si os dais cuenta eso os convertiría en ladrones, violadores, locos, vengadores, asesinos...
A esto apunta el escrito. De que más vale que todo siga en jodido movimiento porque si no seréis los hijos de puta que de verdad sois o que querríais ser, con este piropo y diciendo que yo también me incluyo, me despido mis queridos lectores indigentes. Muaaak!

viernes, 26 de noviembre de 2010

Papillon nunca pierde


Cuando el vapor crece,
Cuando el agua está caliente,
Un ángel se hace de lo que se puede.
Yo lo recordaré como el día en el que las luces del barrio
Desde lo alto de “La Muela” formaban un espeso engrudo
Y él, armado de un rosario corimbo con muescas
Sus mejores discos y un cartón inflamado,
Instrucciones, creo, de la ruleta,
Pasó por la estameña.

En un anillo tengo el pingüe plenilunio
Hecho de encuentros de escarcha y frío
Que atavíe de mi aliento blanco por paramos y macetas.
En las listas de venero, sigo yo el primero
Como virtuoso de los cuernos,
Imaginero del talud del beso,
Y principal sultán de puertas de atrás y caídas en tendederos.

Y así llegaron los infartos de todas sus corazonadas.
Y así José Antonio, hermano de José María y Juan Ramón,
Como dejan de jugar los amigos,
Nació como paisaje en un cuarto sin ventanas.

En el hogar pasturan el calor los antepasados
Con azaleas duras como espíritus de avellano
Y con la sonrisa pura de los años.
Pero cae un claro en “La Trepadora”,
Divaga un llanto dando saltos por la pasarela.
Nadie quiere nacer a la muerte tan pronto
Ni por un amor tan loco.

Papillon, nunca pierde.
Las mariposas se matan dulcemente.
¡Hagan sus apuestas!,
Veinte contra veinte.
La belleza me mata por morir continuamente.

Ciudades de sol
Bajo las sombras de las pinzas y en los lagos de mesa de los barreños.
Salen a tender las herederas
Mascando chicle, con arrugas en la camiseta
Y la tripa por fuera.
El niño la mira como las plantas.
Un mirada recién cogida.
Una sonrisa primera.

Y José Antonio lleva una temporada viviendo en el futuro
Asomado al balcón, ventilando la ficción de su habitación y del humo de su puro
Y entreteniendo a un bufón virtual con un sentido del humor bastante chungo.
Recuerdo cuando solíamos salir a tomar cervezas por las tiendas
Él era el capitán de las barcas a motor
El mayoral de la mayoría de las cabras sin bufanda
Él se pedía su zumo y por diferentes zulos
Repartía cartas a nivel de usuario
Pero como todos las queríamos repartir
Y mientras yo lo miraba con entusiasmo desde lo oscuro.

-Dimas- También conocido por "Shutup!,Dimas,shutup!"

A propósito de...
¿Quién no tiene compañeros que dejaron de jugar con nosotros por aquello de crear familia demasiado pronto?
de esto va este entretenido poema, que me brindó un curioso amigo de esos que no lo son del todo pero que admiras por estupidas razones adolescentes y de recreativos.
Recuerdo que le caia bien pese a que él fuera de la peña de los mayores y yo un mocoso en aquella época yyyyyyy me dió una vuelta en su "Checa Tzr" que eso era muy molón, y ¿por qué no? incluso lo sigue siendo ahora! en fin... no sé donde parará aquella moto... y lo peor tampoco sé donde su dueño, esto suele pasar...a si que
no se hagan los remolones girando la cabeza! saluden a los compañeros que no han visto en mucho cuando se los crucen por la calle, saludenlos y pregunten, saludenlos y digan: "¿Te acuerdas de aquella vez en la que...?

Este poema se comenzó en 4º de la ESO y se finalizó en 3º de carrera

martes, 16 de noviembre de 2010

Dibujo libre


El cazador de linternas de Pasadena,
CBU-19 suspendido,
Se encuentra en la jungla
Con la navaja apuntando un espejismo en su zurda.
De haber criado cerebro cuando corría por los campos de centeno
Se hubiera metido en primavera a barbero.

La heredera árabe, cuando en los pozos
Se encuentran la luna muerta con lágrimas del califa
Reza por lo que han visto sus ojos
O lo que han creído ver en otra existencia.
Deliran sus babuchas mágicas
Arrepiente a su fusil.

A los copos de ámbar negro los han dejado caer.
La inocencia se precipitó desde un árbol
Se encuentra alquilada en los suburbios
Y no está para leer.
Es un niño con una semiautomática perdido entre las tumbas
Corriendo hacia los pechos de mamá
Que se pudren en la laguna.

Y aquí los aduaneros suben a mano las barreras
Y saben cuando aplaudir en los conciertos
Y aquí los bigotes y aquí las sensacionales hombreras
Sin una disparo de cieno.
La palabra lo suficientemente corta en la logia
Para no manchar la campana de su vestido.

Algarrobo, desciende sobre mí como un beso entre dos lobos.
Trueque de semillas.
Nuevas lavadoras por antiguas niñas.
Todos los muertos van a parar su vida
A las islas de tiza.

-Dimas- También conocido por "Esemaravillosomundodepañuelosenmisbolsillos"

A propósito de...


saludo al marine de los sesenta, a la heredera árabe, al tesoro de niños afro, a los que cuidan de ellos y a los que están pensando hacerlo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Llueve, me gusta


Para mi sorpresa, esa tarde los paraguas aparecieron masivamente, como si la gente hubiera olido lo mismo que yo había sentido. Pero sabía que era imposible. Simplemente, recuerdo que pensé, sería un caso de anormal presentimiento colectivo.
Desde mi habitación veía los paraguas moverse muy rápido, como si a cuestas los llevaran hormigas. Se chocaban unas con otras. Se mojaban unas a otras. Pero había una, con ropa holgada y una capucha en la cabeza, parada y sin paraguas, mientras las demás hormiguitas pasaban a su alrededor desconcertadas y desconcertando a todas las que aún no lo estaban. En un primer momento, pensé que estaba esperando a que el semáforo se pusiera en verde, pues estaba al borde del paso de peatones que concluía bajo mi ventana. Pero después de dos rojos y tres verdes, esa idea la deseché. Quizá esperaba a alguien, fue mi segunda hipótesis.
Un paraguas naranja cruzó la escena haciendo que el resto de figurantes pasasen a un segundo plano. Sin poder remediarlo, lo seguí con la mirada durante unos cuantos metros, hasta que desapareció por una esquina. En ese momento, aprovechando que no le prestaba atención -¡Como si supiera que estaba observándole!-, la figura de ropa holgada sacó las manos de los bolsillos. Solo pude llegar a ver como sus finas manos de mujer habían llegado ya a los bordes de la capucha y comenzaba a descubrirse la cabeza, haciendo caer sobre sus hombros un excelso manto blondo. Pasé la mano por el cristal, que se había empañado por mi recientemente agitada respiración, pero no sirvió de mucho. Con los ojos entornados, haciendo fuerza con los párpados, intenté verle la cara, pero había muchas gotas esparcidas por la parte de fuera del cristal.

sábado, 30 de octubre de 2010

Petit Moulin


Cada paso le costaba un mundo y esperaba que al menos la mancha negra que perseguía estuviera sufriendo lo mismo que él. La respiración la tenía entrecortada y la sensación de ahogo aumentaba por momentos. Nunca había pensado que fuera tan difícil mantener los ojos abiertos bajo la lluvia, aunque tampoco había visto llover con tanta intensidad...
Sin embargo, el suplicio duró poco tiempo. Se guareció bajo un toldo, y pese a los gritos de la dependienta instándole a meterse en el establecimiento, intentó concentrarse en los movimientos del que perseguía.
Éste se había detenido ante una cafetería, mirando un cartel borgoña y unas letras blancas y brillantes que rezaban “Petit Moulin”. Tras inspirar hondo unas cuantas veces, subió el escalón y susurró algo en la oreja al negro que había dispuesto para abrirle, el cual, confuso, le invitó a cambiar la ya aminorada lluvia por el perfumado escarlata.

jueves, 21 de octubre de 2010

Con duendes en mi barba


Hay duendes en sus ojos que viven de mirar.
Pasan su jornada girando la luz desconocida por sus iris
Y volando milochas sin cielo en su nariz.
Su noche comparece a oscuras al cerrar sus parpados.
Su día llama a telas en los relámpagos.
Pasan el recreo sonrosado columpiándose en pestañas
Y comen frutas rubias del cabello y postres de legañas.

Un lagrimal feliz.
Ni una lágrima hace falta.
Me escapo en tu sueño a dormir
Con duendes en mi barba.

-Dimas- también conocido como “Campeondelanzamientodeborsalinos”

viernes, 8 de octubre de 2010

Cuando quise decir.


Todas esas veces que levantamos la cabeza, pedimos la hora y en realidad queríamos decir: “Cásate conmigo, tengo un coche ahí afuera, mañana al amanecer estaremos en la iluminada Las Vegas”

Todas esas veces que agachamos la cabeza con un: “Perdona”, “Lo siento, amigo” y queríamos decir: “que te follen! … y date por aludido”

Todas esas veces que dijimos: “no voy a beber más y realmente lo pensamos de verdad durante unas centésimas de segundo. Y beatos con resaca, nos lo creímos”

Esa vez que le dije a un niño: “bebe con moderación hasta que pierdas el sentido”

Todas esas veces que llegamos a casa en vertical y tarde.
Y de puntillas y mientras nos desnudamos en la cocina
A la conocida oscuridad queríamos insultar todavía:
“He pasado la mejor noche que sigue viva
Y vosotros aquí durmiendo boca arriba”
Y no pudimos…. por no despertar a nadie
Y menos a la realidad, que siempre se encuentra a la vuelta de la esquina.
Pero el corazón desperdigado, uno de tan pocos, seguía igual.

Todas esas veces que pensé en decirte “Te quiero, pequeña” y se quedó en “Encantado. Me llamo Dimas, que bien se ve el mundo desde la ventanilla del tren, si te fijas.”

Todas esas veces que mentimos para decir la verdad de los que nos oyen porque a si es más limpia la acerada espada de mentirnos a nosotros mismos.

Todas esas veces que le contamos secretos a las cosas inertes sin saber que ellas vivirán demasiado tiempo y se las contaran con mucho silencio a cualquiera que pare a descansar su mirar a su lado. Hablo de contenedores consumidos, de huecos de escalera profundos y de buzones sin titulo, bosque de pitas y chumbos o cualquier tronco en flor de relojes, relente vivaz de charcos acabándose y el oído muerto del bastón que sigue en el mismo sitio que lo dejó el abuelo antes de irse. Hablo con las rosas y con quien se esconde o medra en ellas, con los insectos de las macetas y la amapola astral cuando conectan la carambola de las luciérnagas, con la paja en llamas y con tu reflejo de vestido corto acercándose al culo de mi vaso, hablo de mis secretos con mi único secreto.

Todas esas veces que levantamos una lágrima sobre nuestras cabezas
Sin que se nos sospeche llorando y con la mano le damos cuerda lentamente hasta que salga flotando, para decir “adiós” cuando en realidad queríamos decir: “Me quedo para siempre o no te vayas nunca, por favor”

Todas esas veces que perdemos la partida y no podemos matar al quien nos ganó, porque es un delito en algunas culturas o nadie sabe donde conseguir una pistola en este barrio.

Todas esas veces que buscamos el rincón más amplio de nuestras mentes para gritar, para gritar y mover las plantaciones, las ramas altas, sacudir los cañizos, y hasta la última suite panza arriba de los bichos en las briznas de césped. Para tirar al huracán, las hojas, las manzanas nítidas, los nidos vacíos, para producir hondas en el légamo, para hacer sonar fuerte los campanarios, para que huyan lejos los pájaros, todos los pájaros, porque o si no mi grito se los comerá a todos de un bocado.

Tantas veces que disimulo andando lo que puedo volar.

Todas esas veces que los caciques a caballo o los maleantes con flequillo levantaron su pecho sobre el nuestro y no les pude discutir: “No puedes llevarte ese dinero, tiene un valor sentimental”

Todas esas veces que estuve por decirle a la niña de Belén que Mary Popins estaba basada en un personaje real de mi pueblo para que se riera siempre, incluso cuando yo me fuera.

Todo esos “te amo de una forma indecente y de mala manera” de mis sueños normales, de los que nunca acabo de salir porque te encuentro al otro lado y entonces ambos son reales y ambos soñados.

Todas esas cosas que quise decir y que no te he dicho.
Pero un doblón a que las he pensado.

-Dimas- También conocido como “Dimenosenloschistestontos”


A PROPÓSITO DE…


Cuantas cosas se quedan sin decir y son escritas lejos del único lector interesado.
Todos somos receptores de alguna frase que no nos quisieron decir y que anda por ahí firmando cuadernos Foxy.

domingo, 19 de septiembre de 2010

La niña de Buda


Criatura, no te molestes en seguirme
Voy a donde vaya el barco de papel.
Zigzagueando entre los brotes de algo soñado
Y las recogidas estatuas de patos.

Río abajo por donde la corriente decida y abra.
Saltando en el agua de brillo en brillo
Llegaré a la escuela
Y allí haré amigos.

La palabra de dios me hizo un círculo
Del que no podía salir.
Cavaron niños mi tumba
Y pretendían apedrearme con las uñas de buda.

Voy a donde vaya el barco de papel.
Remontando las dunas, las cuevas,
Hasta el faro que algunos segundos sabe el porqué.
Siguiendo la traílla de voz de un cascabel.

Y si el barco encallase en las olas
Con gusto le empujaré.
Soplando sus altas velas
Hasta hacerme de papel.

-Dimas- También conocido como "Elbuenladróndepomelos"


A PROPÓSITO DE... He decidido concentrarme para que no se me mueran las muchachuelas pequeñas por fanatismos religiosos. Lapiden con besos a sus mujeres y no con piedras, señores sin cabeza.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El asceta del puerto


Allí se le ve todos los días. Desde siempre.No se sabe si viene muy temprano, o si se va muy tarde. Lo más seguro es quenunca se haya marchado. Llueva o caiga a plomo un sol achicharrador, él se mantiene allí, sentado en las rocas, al pie del faro, esperando que ocurra algo o que venga alguien desde donde el verde azulado y el azul verdoso se unen en blanco o en púrpura.
Le gusta sentir en sus pies arrugados las cosquillas de las salpicaduras de las ondas cuando chocan contra sus rocas. Le gusta que la lluvia le acaricie la cara en las tardes brunas de otoño, cuando levanta la mirada hacia las nubes en un gesto más conciliador que desafiante, casi de satisfacción. Sólo entonces, sabiendo que no es observado, es cuando sonríe al horizonte tormentoso.

sábado, 28 de agosto de 2010

144000


Abrió los ojos. Estuvo unos instantes sin distinguir nada, mientras la vista se le enfocaba. Al hacerlo se dio cuenta que estaba fuera del apartamento, al aire libre, y unos nubarrones negros arrastrados por un fuerte viento de poniente se cernían sobre él y sobre la ciudad, a sus pies. No se sentía seguro cuando llovía, y aquella azotea a la que no recordaba cómo había llegado no era el mejor sitio para resguardarse de una tormenta que estaba a punto de estallar.
Poco tiempo hubo de esperar hasta que el primer rayo atravesó la densa capa de polvo y humo y chocó contra el asfalto. Intentó levantarse, pero no se podía mover. Estaba atado a una rudimentaria camilla de madera. Empezó a forcejear y a desesperarse. Un segundo rayo salvó de nuevo la capa y dio de lleno contra la azotea de otro edificio. Pudo llegar a ver cómo las baldosas se rompían, saltaban hacia la calle y restallaban agónicamente. El miedo apareció, y comenzó a sudar y sollozar. Rompió a llorar cuando vio el pináculo de una iglesia desgajarse ante el impacto de un tercer rayo, en la misma calle de la azotea. No era religioso; no sabía a qué encomendarse.
La tríada de rayos dio paso a una sinfonía de luz. El horizonte que recordaba haber visto antes, coronado por bosques, cerros y praderas verdes, ahora estaba anegado por las llamas. Un círculo de fuego rodeaba la ciudad y comenzaba a adentrarse por sus puertas. Sólo faltaba que aparecieran cuatro jinetes a lomos de caballos hechos de fuego y metal. Incluso creyó que los acababa de ver atravesando un edificio que inmediatamente después se derrumbó. Se encontraba en el mejor sitio para ver el fin. Pero el calor era insoportable.
A pesar del caos emergido en solo un puñado de minutos, no alcanzaba a oír ningún grito de desesperación, angustia o pavor; era como si todos hubieran huido antes. Sólo el crepitar de las llamas. Y de fondo un pitido, que cada segundo que pasaba se volvía más firme.
Los rayos cesaron pues no tenían nada más que destruir. No se oía nada más que la sirena anunciadora de nuevos días, que continuaba con su cadencia, armoniosa en definitiva. No se veía nada más que oscuridad. No se olía nada más que azufre, ni siquiera dolor.
Pi… pi…Pi..pi..pi.pi.piiiiiiiii

martes, 17 de agosto de 2010

Romancero de dos medias mañanas


He sacado rulando de pisapapeles
A mi bola de cristal.
A mi mejor pichón roncero,
Al que jubilé por año nuevo,
Lo tengo, con tomos de cartas de amor,
Entrenando de mensajero.
Pasando por la Roza y la Calle Miguel Hernández
De la suite del palomar a las cañas sosegadas del tejado.

Desayuno bromuro para dos
Y puntas de veleta.
Y cada tarde levanto al niño Cupido de la siesta
Para mi sesión de acupuntura con saetas.
Despierto a mis vecinas
Como capitán del blanco viso de las olas,
Como campeador de balcones sin cortina,
Con mi fiel mandolina.

Así espero recostarme cuando vuelva
En uno de los pechos amables de Atenea
Y oír a su agujereada mecha cerrarme la boca:
“Shhh. No hay porqué temer mucho miedo, mi caballero.
Ciérrale los ojos a la persiana,
Demasiada luz para dos medias mañanas.
Recita lo que sepas
Y vuelve conmigo a la cama”


He vaciado la calesa
De cenas y tantas noches sin velas,
De agujeros de ramas y de fantasmas.
Del mantel rescaté un par de lágrimas de cera
Y del caldero, el palo de apalear a los malos,
Las cuentas perdidas del alma y el diseño de la nada.
He pintado en la pared que da al jardín, un domingo
Y un vestido goteando y tendido de lo mismo.
Una mano nueva de aceite para las cadenas del columpio.
Y casi me mato perfumando de añil un cielo
Desde el balancín.

He realquilado y remendado de nuevo mi armadura
Y he vuelto a probar la fruta.
A mi escoba le he puesto nombre de caballo
Y he sobornado en el barrio a dos soldados, uno desde los quince chambelán.
La cabaña en la carpintería de mi padre
Parece más fortaleza desde que até sus pináculos con cables.
Escupí en el foso donde solté salvajes renacuajos.
Y la torre vigía con ladrillos de panal
Y billetes sin premiar de lotería.

Así espero doblarme cuando vuelva
Más allá del pliego de su falda
En las piernas de Jazmine
Y oír a su inquieta boca cerrarme la boca:
“Shhh. No hay porqué temer mucho miedo, mi caballero.
Ciérrame los ojos como te venga en gana
Demasiada luz tornasolada
Para dos medias mañanas.
Recita lo que sepas
Y vuelve conmigo a la cama”


-Dimas- También conocido como "Unamediamañanasindesayunarninada"

viernes, 6 de agosto de 2010

La Princesa Prometida


Una mañana más, ella y sus coletas
Se precipitaban por las escaleras de la estación
Hasta oír bien fuerte la respiración
De su destartalado tren a vapor.

Ella se arreglaba la falda y se cruzaba de piernas en el último vagón,
Esperando a que cualquier polilla suelta
Frenara su vuelo en el polvo
Y le diera conversación.

El vagón y su conversación atravesaban
Fulgentes infusiones de tisú, astillas y sol cuando se sentía bien
Y opacos nervios de nimbos de ceniza
Cuando miraba irremediablemente por la ventana.
Pero se hacia camino y habían llegado sus tres amigos.

Pero habíamos quedado con Dios
En que todo viaje tiene su final,
Justamente como éste.
Y sin serenar sus engranajes,
El timonel se introdujo por el mismo túnel de siempre.

Pero las cosas parecían mas quietas de lo normal en la oscuridad
Y la luz subterránea de los pasillos iba y venía,
No sé a donde, ni de donde.
Parpadeaban al igual que los pasajeros,
Que frente a ella desaparecían,
Entrecortando sus palabras
Y aparecían retomándolas de nuevo.

Sus amigos parecían hologramas mal sintonizados
Mirándola con normalidad desde sus asientos.
Ella no podía tener los ojos más abiertos,
Cuando un vapor espeso comenzó a inundar la estancia y sus pulmones
Y un agua negra a hurgar en sus pies.

Había resplandor y sabor de antorcha fuera,
Y salió forzando con lágrimas la puerta corrediza.
Había llegado, no al mismo lugar, pero lo había echo.
Y ningún pasajero más salió con el billete en la mano
Mientras el tren se hundía lentamente y sin permiso
En un sudor maloliente de agua negra.

Delante peces ahogados en ese lago
Y el camino inundado por donde había venido.
Y detrás sillares bien borneados con ardor naranja,
Una compuerta repujada quedaba a la cerrazón.
Macilenta y descompuesta:
“¿Y ahora yo que hago?
¿Dónde empieza la vuelta?”

Entonces claro, igual que apareció el mal atrás,
Apareció su amado.
Bajando como un revisor las nuevas gradas de piedra hasta el andén.
Rayando hasta la chispa con su pulida armadura la pared:
“¿Qué hago yo aquí?
¿De salvar, te tendría que salvar a ti?”

Y que sorpresa no sólo haber cambiado
Su ropa de ir a clase
Por un pomposo y largo vestido sonrosado,
Si no que su hidalgo no fuera el de costumbre,
Si no el que el silencio ha amado:
“No pueden sangrarme las rodillas de rezar por mi héroe
Y que aparezcas tú recitando mis salmos con una espada de gitano.
El caso es que lo eres o no lo eres, pero no quiero que lo seas.
Por el bien de mi confuso corazón y del que me espera de verdad ahí fuera”

Y con sus nuevos zapatos naíf,
Corrió en dirección contraría mientras rosas se colaban por su vestido,
Dejando un perfumado jaral que sonaba a chelo en su camino.
Se introdujo en la corriente y empezó a marchar por donde la habían traído.

“Las ratas lo pensaron antes que yo”
Y arrastraba suciedad amarga por todo el cuerpo.
Sirviéndole de artesa su larga cremallera
Y tocando con los pies perdidos los diferentes posos de la ciénaga.
“¿Qué se creé este nuevo espantapájaros armado y pretendiente, viniendo a recogerme?
¿Cuantas muescas llevará en su muñeca menos que yo y prueba quererme?
Aunque… si me hubiera quedado, ahora tendría amaranto y ronces en ramos.
¿Habrá un perdón para el desatado corazón por la inflorescencia de las manos?”

El caballero olvidado en el tiempo y en la estación:
“Tranquilo, es sólo agua debajo del mar”

Agotada y sin apenas ya pisadas.
Tiznada hasta las orejas y chorreando sus coletas.
Casi pensaba en gritar y despertarse
Cuando algo zigzagueo sus piernas:
“Tranquila, sólo es agua debajo del mar”

Y si en la noche de un túnel se pudiera ver algo a parte de ojos,
Se vería una gran cabeza levantándose barbuda y negra.
Serpenteando con una gran lengua partida.
Hipnotizando a sus pupilas con su pupila amolada de lagarto.
Sonriendo con sus caninos y los hijastros de caninos.
La respiración mecía las coletas y el resuello de la princesa prometida
Y el dragón azabache dijo:
“¿Quién te manda a conocerlo en esta vida?”

Mucho antes del eco de su grito.
Allí donde nada podían hacer los ojos.
Una espada de gitano se desenvaina.

-Dimas- También conocido como “AquelqueconfundióaJudasPriestconMotorheadconBlackSabbathdurantemuchotiempoperoyano”

A PROPÓSITO DE…Bueno, mis queridos lectores indigentes, esta es la valiente historia de uno de esos sueños que tienes en los que estás y no estás dormido.
Como en muchos de mis poemas os dejo que creéis y creáis en un final inventado por vosotros, deliberar, conjeturar y seguid escribiendo mi poema.

lunes, 26 de julio de 2010

PERO MIGUELITO!




Miguelito, es de esas sonrisas que me quedaban por ver.
Tantas como setas en el canasto y ninguna tan blanda y tan sana de comer
Como la de él.
Rayitos de luz que entornan el ojo de Mayo y sus ochos,
Vellón de pestañas, que zurce aún más el “Hogar, dulce, hogar”
En la esquina de la cabaña.
Colas de nubes que no están por volver
Desde que a mi espalda te subes
Como sólo le dejaría a un cascabel.

Miguelito, es la china que agota la mano que da al escondite.
Es los dedos que abres para ver donde se esconden.
Los números que te hacen recitar desde la pared hasta el cero.
Es un llegar y salvar: “Por mi y por todos mis compañeros”.
Unos patines bien atados y nuevos cuesta abajo por su altitud.
“Se empieza la carrera desde los adoquines del Nº1 de la calle vieja.”
Calle de la Juventud.

Es un grano de arroz moreno que se presenta por desconocido.
Cada vez más pequeñito, se da a conocer en el mundillo:
“Estos son mis cojones, sí, ya, tan grandes como melones.
Mi pañal hasta los bordes, si, ya, es eso a lo que hueles después de mis cojones.
Y cierra la boca, que esta es la mía y está hecha a los pezones que yo diga
Si, ya, sólo yo y mi tío estamos bendecidos a mamar de señoritas
Desde que nacimos”

Miguelito, es el que trajo una fuente con tantas monedas como aguantaba su corriente.
En vez de una barra de pan trajo la harina y el trigo,
“Que si hay que darle de comer al molino
Sea yo el que lo giro”.
Y un grillo y la flor sin permiso, la más guapa que nadie ha conocido
Por la que el herrero colgó el mandil y dejó el martillo.
El Flipao, es una tarde de parque y después de la mano a la pastelería
Es un globo codiciado por el globero y los niños del vecindario
Es, si lo tensas bien de los dos lados, un buen lazo.

Es la senda donde Hansel nunca abandonaría a Gretel.
Es la vuelta a casa de la chica que se hizo una caperucita con la piel de un lobo y la tiñó de rojo en la pila de su abuelita.
Son unas botas que te quedarían bien si fueras un gato
O un niño bendecido por un pellizco del hada azul y sacado de un árbol.
La pluma que ata la bata de Mamá Gansa.
Es el primer mes que se dejo el pelo Rapunzel crecer.
Es un pequeño granjero levantando un tractor en Kansas,
Cerca de la villa de Los Kent.

Miguelito, son calabazas o pedales de triciclo
Lo que rueda sin punto fijo, ahí arriba, como un acertijo.
Confió en que algún día las señales con el sonajero
Con las palmas o como te venga en gana, Miguelito.
Un día en el que heredes las pajas de mi sombrero
Y otro, en el que te protesten:
“No somos calabazas, ni tenemos nada que ver con el ciclismo.
Ni móviles velando los palos de tu cuna
Ni la nariz de tus peluches
Ni la nana parroquiana-hispano-mejicana que te arrulla.
Somos cayentes y sin duda
Las estrellas sacando la lengua desde el cielo hasta tus ojos aún ciegos
Y seremos tuyas sin remedio.
Sólo extiende el brazo,
Taaanto como puedas hacerlo.”

-Dimas- También conocido como “EltíoDimas”

A PROPÓSITO DE... No os ahorreis el "Ooooh que monada de foto y de bebé" porque la verdad... es una monada jaja

sábado, 17 de julio de 2010

EPITALAMIO



Los años han soltado
En su particular polvo,
Su particular regalo,
Esos animales blancos y hambrientos,
Que creen que lo que queda de fuego,
Esta envuelto.
Pero se que no es así,
Se que aún vegeta en ti
Un afrutado infierno.

El tiempo puede enramar su cesta
Y hacer crecer niños de café dentro,
Que yo estaré aquí siempre,
Como lo están las canciones de amor,
Como lo están los inviernos.
Yo seré una mecha más
Que salio a inmolarse
En tu sabio y zurdo infierno.

Y aunque los libros no te lean igual
Y el alcohol se deshoje en ti tuerto,
Aunque los silencios entre tantas voces
Te tiendan en el Oeste y te hagan parecer muerto.
Siempre tendrás un Sancho, Don Quijote,
Un Sancho al que por amor y ante todo enseñaste
A no estar cuerdo pase lo que pase.

-Dimas- También conocido como "Aquelquepidefuegomientrassebañaenlaplaya"

A PROPÓSITO DE... Incultos, un epitalamio es un poema que se lee en las bodas.
Éste concretamente se leyó en la de mi hermano, fue mi sustituto para llevarle la cola a la novia, para tirar el arroz y para bailar con el novio

miércoles, 7 de julio de 2010

Roídas zapatillas de deporte


Subí la escalerilla y crucé el umbral del avión, esquivando el muro de olor a usado y perfume de rosas recién rociado. Un auxiliar de color me indicó el lugar dónde estaba mi asiento. Tras empujar bruscamente las piernas de dos niños que pataleaban , formando una barrera en el pasillo entre butacas, y tras guiñar un par de ojos a cada lado, encontré mi asiento y me dispuse a poner el maletín en el compartimento de equipaje. Un maletín que tenía agarrado por el asa de la imaginación. Noté cómo la tensión arterial me bajaba y lo último que vi fue el suelo del avión elevándose y acercándose rápidamente hacia mi rostro.

Los sonidos que llenaban el avión -los suspiros de alivio, el jazzístico hilo musical, las palmaditas en la espalda, los niños de antes pataleando los asientos de delante, el padre suspirando agobiado- quedaron silenciados por una voz que reververaba entre los muros de mi mente.

Pocos segundos tardé en emerger del fondo del mar emmoquetado y comprobar que los sonidos recuperaban su cadencia. Sólo entonces fue cuando despegué los párpados: unos intensos ojos azules en el centro, flanqueados por unos zapatos de tacón negros y unas roídas zapatillas de deporte. Los ojos, en primer plano, se sobresaltaron cuando se encontraron con los míos, y se alzaron hacia el cielo. Los zapatos de tacón negros retrocedieron, chocaron con una mochila cuyo dueño no se había molestado en colocar en su debido lugar, y se perdieron en el horizonte. En cambio, fueron las roídas zapatillas de deporte las que se mantuvieron fieles y no perdieron de vista mis ojos ya vacíos de libertad.


NOTA: Zapatillas roídas cortesía del señor Forrest G.

lunes, 28 de junio de 2010

“Los días de perros” Tour


Los segundos son como niños
Y no esperan para que les eches la culpa.
Pero hay minutos ventrílocuos
Que manejan horas de días
Que están formando semanas sin alma.
Semanas en las que yo vivo todavía,
Emparejando macetas de ribete alto y arcilla de campo,
De todas esas veces que por tu paseo por debajo de los miradores
Están goteando.
Y también hay balas de plata expuestas,
Y malas suertes como ésta,
Y metes tras la misma piedra
El pie dos veces en el agua
Hasta que tu calcetín le hace tilín y tilda de tila la acequia
Y salen a respirar los barbos
A ver si les hace un torniquete el anzuelo de la brisa.

Un día con sus décimas, (eh! de manilla)
Donde se te encabrita la cremallera y aspiras monóxido del atasco.
Se te escapa el cambio de un botón y lo ves rodar plazoleta abajo.
Unos números donde das con la almendra amarga y sus derivados.
Y en el cuarto, el techo se lleva sus nubes de gotéele
Para que no las sumes, detrás del armario.
Los saltamontes huyen de su patria chica por que se está removiendo el agua,
Fustigando cantos de cigarra hasta saltar el dique
Para no ahogarse, ni que les salpique el alambique de la tanda.

Peldaños rotos y soltados del año
Donde Mike se ha dejado las gafas
Y te aprietan las “Kike”
Se corre, porque mantienes el pulso de las primeras citas,
El cariño de tu Russian Red.
Porque llega tu ex de parvulitos preñada de su gira de pelvis
por Marrakech.
Y un pivote aparentemente móvil
Aprovecha que llevas las suficientes o más cervezas
Y marca con un pico el logo tu coche nuevecito.
Y finalmente la actriz que te recuerda a una actriz de cine
Y a la que ves ojeando escaparates
con un bolso Luís Vuitton y levitando sobre sus tacones
Esa Angelina Jolie que crees que va salvarte de ti
Tiene un estupendo novio y derechos de autor.

Un segundo de un día de los que hemos hablado
Que parece tanto de verano, para que os voy a mentir.
Ellas, Camino, Penélope y Judith, de acuerdo a sus planes,
Te enseñan donde nacen
Pero otro día sin segundos nos dejan
Y nadie sabe donde mueren sus lunares.
Y te quedas con la duda,
Y el record de los ojos castaños que se fueron más lejos
Y con sus pendientes de tulipa bien acabados
Que empiezan a clavarse en tu mano.

Un día, un minuto del que hemos hablado.
Apartas la reja, saludas al buzón, llegas a casa.
Y está la lámpara en el suelo
Y un tifón ardiendo en la cabina.
Se fugó con los tres hijos de algodón del futón, la mesa camilla.
Y los globos derribados y el mantel enrollado
Piden en la uvi del hospital
Por los vasos agujerados.
Y un aliento de caballero de castilla
Te llega hasta las rodillas
Y te recuerda que ellos estuvieron aquí, ellos contra el sol, y este humo desenredado en el pecho se lleva a todos menos a ti.
Tan cierto como que ha sido tu fiesta
Y no estuviste allí.
Sólo como los solos de mirlitón.
Solo como el triste desatendiendo por pena
Una clase de violín.

Un día, una hora de la que hemos hablado
Hasta el panadero te echa las culpas de todo
Y apuntándote con la de cuarto
Y extendiendo sus uñas de harina
Te pasa a la florista para que te remate
Y te das cuenta que las penas son menos
Al lado del estante de las margaritas.
Una hora maldita
Donde el portátil no respira,
Latika te niega la sonrisa
Y tu mascota, la niña de diadema, el Chester
Tu madre y la madre de la madre de Encarnita
Te replican y rechistan.
Hasta los demás te llevan la contraria,
Porque les apetecía.
Y esto te lleva a meditar por la glorieta
A seguir rastros urticantes de oruguitas
A morirte como solías.

Pero al cabo entiendes
Lo que deben entender los valientes.
Y si al salir de misa una mujer se cose con sus medias una lancha hinchable y da igual lo que haya llovido mientras.
Y una pluma de sombrero se escapó para dar suerte a quien se la encuentre
Y está deseando que la anclen de nuevo para trabajar.
Tú puedes levantarte igual.
Y sonreírle a este infierno
Hasta que se parta de risa.
Yo lo haría y por mi parte al terminar las clases
Me haré una espada con el palo de los tomates,
Ensillaré mi tambor, me lanzaré a la calle
Y seré caballero andante

Y eso que a mi me lapidan de este a oeste de la villa
Con huesos dulces de nectarina.
Me tiran verduras desde el escenario los actores
A mi butaca en el palco.
Y amenaza cicuta, como granizo desenvuelto a propósito
Por cualquier ruta que emprendo.
Pero yo lo comprendo.
Me van a matar o voy a morir en el intento.
¿Amigo, sabes lo que es una buena trifulca?
Yo contra el mundo.
Lo considero una pelea justa.

-Dimas- También conocido como “¿Silosenanosyanotienencoleporquénohaydibujosanimadosporlasmañanas?”


A POROPÓSITO DE…

A muchos en estos días de perros, os follarán o os han follado (en el sentido de suspenderán) en los exámenes y le echareis la culpa al mundo, al perro y al capullo ese que sale en “Crepúsculo”, el de la nariz de cerdo no el otro, por robaros horas de sueño…
“Sólo inténtalo de nuevo” es la tesis de este poema contra los días en los que aparentemente nada funciona.

lunes, 21 de junio de 2010

Escrito en un velo de ojos




Niccoló Paganini lo expresaba bien en su sonata,
qué maravilla de violín! se me acompasa el aliento.
Entornen las cortinas,
el barco acaba de partir y la brisa azota mi ánimo.
Anónimos suspiros, apagados recelos,
durmamos para vivir en el letargo de una vida desdichada.
Y qué desdicha!
sentir ajeno lo propio y querer huir todavía más.
Quiero ser melodía en el desierto,
allí donde el agua es tesoro y la arena cofre.
Y ejércitos de estrellas se derrumban en mis sueños
ya no veo lirios o margaritas, no veo lilas ni pensamientos.
Las embriaga voraz atardecer en frío fatigado,
y muerto el sol no hay espinos ni jueces.

domingo, 20 de junio de 2010

"Miau!"


Los chicos habían conseguido un gato para el piso.
Un gato con el mismo número de rabos
Y los mismos afilados bigotes de caballero
Que el resto de los gatos.

El aeronáutico la dejó en el suelo de la cocina,
Y cayó de pie.
“Este gato mira con la misma indiferencia que todos,
Es un buen gato”,
Dijo mientras él se lamía zarpas
Y transmitía paz junto a las bolsas de plástico,
Bajo la llama escandalosa del calentador.

Sin nombre no hay necesidad de cascabel,
Pero si de caricias y de caricias.
Pasó bajos sus piernas,
Pero siempre miraba el doble acristalamiento y la otra esencia que parece que tienen las ventanas.
Lamió leche derramada entre las juntas del parqué,
Pero siempre esperaba atento a que la luz que pasa por debajo de la puerta se abriera todavía más.

Podéis pensar que estaba cansado de perseguir y cazar moscas de un salto.
Podéis pensar que se aburría hasta no poder más en las conversaciones de los amos.
Podéis pensar que pensó que el mundo no era lo bastante gatuno para él.
Pero el caso es que un día,
Cuando la raya de luz se abrió lo bastante,
“Miau!”, por que así lo llamo yo.
Salió corriendo como si fuera a salvar a alguien o algo.

Corrió con todas sus 7 vidas,
Por todo el pasillo enmoquetado,
Corrió escaleras arriba hasta el final,
Porque el ascensor estaba ocupado.
Los chicos lo siguieron,
Y lo vieron allí, como contento,
Como si por fin hubiera llegado.
Frente al umbral de la terraza,
Umbral, porque no había puerta
Y no había porque la habían arrancado.

“Miau!” atravesó aquello
Y llegó a una terraza tan llena de graba
Como de atardecer y nubes negras.
Los chicos lo observaban extrañados
“¿Qué ira a hacer?, ¿Qué coño le pasa a este gato?”
“Miau!” se subió a una cornisa
De un piso de 8 plantas.
Miró al horizonte.
Lo conoció.
Él le dijo: “Eh! Yo también te conozco”
Y “Miau!” saltó como nunca un gato había saltado antes.

Nadie sabe si a su pesar, pero 8 plantas después
“Miau!” cayó de pie y fue rescatado por sus amos y devuelto al piso.
Pero cada vez que veía la puerta abierta, lo volvía a hacer.
Y se escapaba, y corría hasta la última planta y saltaba al arcén.
Al final a sus dueños no les quedó más remedio que atar al gato más raro del mundo.
“Miau!” estuvo encadenado al cubo de basura y a sus maullidos durante meses.
Hasta que un día,
Precisamente en el que habían vuelto las nubes negras.
Lo consiguió y una tarde de humedad oscura
“Él le dijo: “Eh! Yo también te conozco”
Y “Miau!” saltó como sólo un gato había saltado antes.

Debió ser la séptima vez,
por que “Miau!” ya no regresó,
y bueno hay que alegrarse por él, porque
sea lo que sea que quisiera ese extraño gato
lo consiguió.

Su historia, es una de esas historias, que uno no se cansa de contar.
Algunas veces la olvidas y te alegra que en el momento oportuno
Y rodeado de la gente oportuna te venga a la cabeza.
A si que, bueno, no sé si o es he contado alguna vez que…
“Los chicos habían conseguido un gato para el piso
Un gato con el mismo número de rabos
Y los mismos afilados bigotes de caballero
Que el resto de los gatos…”

-Dimas. También conocido como "AquelqueteniaunacasadondetodoslosgatossellamanFelipe-


A PROPÓSITO DE…
La negra época de examenes es de las mejores para escribir y para pintar las mesas de las bibliotecas pero de las peores para cuidar blocs, mis queridos y apasionados lectores indigentes. A si que tengo unos cuantos poemas más en el tarro de los poemas (el único tarro con sistema de seguridad de Reminton y con un código indescifrable de cuatro unos), ya se que quirais un poema de amor para copiarlo y entregarlo a las novias como propio junto a la camiseta que le habeis comprado porque se lo merecia peeeero la historia de “Miau!” se merecia aún más este apartado y ¿Quién sabe si alguno de vosotros, lectores indigentes, está saliendo con un siames, un abisino, o uno de esos angoras turcos que menean el rabo garbosamente?

viernes, 28 de mayo de 2010

El sueño que te lleve a mi jardín púrpura


La reina de las flores púrpuras,
Seis días de lluvia apoyada en el parapeto de madera
De una isla de té de hierbas y de sombra sucia.

Con su jersey de granas con todos los cruces calados,
Y yo esperando de su penumbra un carmín de labios.

La conversación que miro, riega con alambres cristalinos
Y plumón de trapo el espejo de un fantástico charco.

El aguacero arrecia y la princesa se engancha a su tormenta
Y espera su pulpa, su nuca, su piel, así de contenta.

Zumo de almenas en ruinas y fresones oscuros,
Meandros morenos chorreando de nuevo
Por un jardín de ratos, bien alto,
Donde entregar las alas y la tez sonrosada.

En ese país, en ese recodo,
Se hace joven mi amor
Mientras nos salva a todos.

-Dimas-

A PROPÓSITO DE… Ey nanos,nanas y pobrecillos en general que le seguis la pista a este... ¿Cómo decirlo? "Rechuli bloc", este poema es de hace un tiempo, y no penseis que últimamente no escribo cosas tan buenas como nuevas metido en lo mas profundo de mi acervezado y extraño mundo, pero es que lo que escribo ahora no es carne de bloc precisamente asi que... os conformais con éste que lo saqué de un sueño letra a letra cual Dalí mientras me encargaba de regar el huerto de naranjas y contaba saltamontes que huian para no ahogarse.

martes, 4 de mayo de 2010

La muñeca que hay que morder


La pruna de la muñeca izquierda
Abre el mordisco de la princesa negra.
Nadie sabe porque sube su ave
Por las troneras de la tierra
¿Y Por qué no cuidar de tus cadenas
Si sólo veo en ellas pulseras?
Recuerda, Dimas, recuerda.

La derecha esconde el as
Y el gorrión mojado muerto sobre la almohada,
El corte limpio y el aura de la carne en llamas.
Sólo hay que soplarle a las venas para que se abran.
Lamer las yemas del pistilo ardiente.
Reconocer haber enamorado al transeúnte
Que a la vuelta de la esquina se fue a perder
Y que ahora son todo halos desenvainados
Para volverte a ver.

¿Y la muñeca o la mano que no se ve?
¿Peina el libro del alma?
¿Cose esos agujeros de luz a las persianas?
¿Come pasos de pañuelo si es un baile gitano cuando se te escapa?
¿Qué ojos me llevas?
¿Hasta donde tengo que seguir tu rallada voltereta, racimo de cunetas donde mojé el pie, cangilón que asciende, nana de agua que me gustaría dormir desde que amanece?

-Dimas-

A PROPÓSITO DE… Un día te levantas y llevas una semana sin escribir y dices: Mierda! he perdido mi don, joder ya no voy a poder escribir más porque no se donde buscar la puta inspiración. ¡Denunciaré a mis musas!... pero claro seis segundos después estas buscando papel,boli y rezando porque no coincidas con nadie en el tren porque tienes trabajo que hacer

miércoles, 28 de abril de 2010

Las Costas de Mina


No está mal que alguien te espere por fin.
Que te aprendan.
La ciencia cierta de que alguien está pensando en ti,
Mientras cruzas las luces mojadas de un hall desconectado.

No está mal que encuentren tu cuello.
Aprender del azúcar de la rosa negra
Como se saca con fuerza un beso del paladar
Hasta perderte en su estela.

En una tarde de paseo y de manos,
Puedes enseñarle todo lo que rebosaba en tu bolso de piel
Puedes decir en ese tiempo un millón de cosas:
Graciosas, románticas, inteligentes...
Pero al final lo que realmente ella y todos queremos oír es: "¡Tacháááán!

Hablas de bajo que astro feroz
Un latido os dio la dirección para encontraros,
De que puertas había que abrir en el sótano,
De que sombrero perdió la cabeza,
Y de que monstruo terrible os hizo frente al traspasar el foso.
Todo aquello que hizo falta para llegar hasta el banco junto al río
Y charlar enredados de la humilde poesía.

Aunque estuve apunto de tocar con la nariz el suelo y oler tantos de tierra,
De arrodillar con el clarinete desdentado al elefante,
Apunto de estañarme a Rizos y a sus últimos pasos de baile.

Pero Mina, ahora me acabo.
Como se acabaron los días de Charles
Y cayeron a rugidos los ojos de Pointe du Lac
Me acabo como los anillos rodantes,
Como la calada de otoño.
Como a través de un sueño
Cual gato humeante que saluda con su sombrero y desaparece,
Me acabo.

By Dimas

lunes, 19 de abril de 2010

Portales de bohemia

Al despertar, la umbría y el relente desaparecieron y me encontré con una callejuela íntima y chisporroteante de vida, donde los pintores callejeros se confundían con los ancianos que tomaban el sol cenital en las banquetas que traían de casa y donde los trileros confundían a los troleros con los viajeros de paso. Me levanté rápidamente, lleno de vergüenza, y salí corriendo de aquel portal mitigador de pesares. Me costaba correr, quizás por mi presteza en quebrar la barrera del sueño y la vigilia o quizás porque la calle estaba en pendiente y yo iba a la zona más alta del barrio, pero no lo pude precisar entonces. Giré a la vuelta de la esquina y tropecé con uno de esos pivotes que impiden a los coches, inexistentes en aquellos lares, estacionar arriba de las aceras. Caí al suelo, siendo los incisivos centrales y laterales los únicos que intentaron frenar mi caída. Aturdido, ofuscado, herido psicológica y físicamente, arrastrándome por el nuevamente suelo rociado, llegué a la entrada de un nuevo portal, esta vez de un pequeño hostal. Y al tercer escalón resucité.

Sólo tengo una pregunta, Camino


Sigues caminando a saltos por el lomo de las ballenas,
Después de enfrentarte al circo y resbalar como el maquillaje mojado.
Sigues esperando decir: Soy un delfín desnudo y encantado,
Pese a las rocas vivas y a las tapias de los cementerios.
Buscas y encuentras tus pies,
Buscas y encuentras flores de curso legal.
Tienes todas las puntas del camino en un ramo,
Pero no su fin,
Ni su bonita tristeza.

Cada vez valoro más volver,
No oír a nadie con alma ni piel en la despensa,
Ni tener por que vender ni una sola palabra a las sogas.
Tu ropa está impecable,
Tus sentidos intactos,
Los bolsillos desembotados
Y por fin, las manos libres.

Podría tender un manto blanco sobre Cristina
Y guardarla como una chica que me miró después de todo,
Practicar un aviso de gaviotas, una oda a la amistad
Cuando camina cerca de la cárcel
Y mira al sol como sastre.
Podría repetir para siempre:
“Ahora ¿A dónde?”
“Ahora ¿A dónde?

El tacón de tú voz borda ecos por pasillos y mazmorras,
Se deshace del verdadero amor que no quiere para buscarme,
Y yo sólo puedo estrecharle una mano desde mi boca
He intentar que levite como las hojas
Hechizarla como los océanos a las barcas sin vela
Que respiran, que juegan, que duermen solas.

Cuando un invierno más me dice que el invierno está por venir,
Cuando todo lo que soy es un Abril que se disfraza,
Cuando sobran las palabras pero quedan cosas por hacer.
Bien, estoy en el camino, así que sólo tienes que silbar
y darme unos segundos para aparecer.

By Dimas

A PROPÓSITO DE… Después de dormir 12 horas (21.30-9.30) y de acariciar mis pies como si ya no los volviera a ver más, después de la Senda del Poeta en la que tras 80 km todos odiamos un poco la poesía, después de que gente se quedara a escucharme con su vino y sus porros, después de que gente se quedara incluso sin nada a escucharme, después... escribí esto

lunes, 12 de abril de 2010

Te bailan las aceras a las doce campanadas


Te bailaban las aceras a las doce campanadas,
era el momento en el que juntos pecaban borrachos y hadas.
Hipan segundos al eco de alpargatas de anís,
lentes neblinosas, sonrisas de licor y manchas carmesí.

Doncella soy caballero y cabalgo hacia vuestro apuro,
si de soslayo verso en silencio, despeinado y cauteloso.
No os engañe mi aspecto desaliñado y andrajoso,
taberneros han aliviado más despedidas que saludos.

Ahora mi sino es de un bohemio que erró al tomar camino,
ni tesituras, ni texturas, soy prófugo del descuido.
Mi armadura no acompaña a los placeres que me inclino,
tabernero, ¡una jarra! quiero caer en el olvido.

Que por masacres y batallas fui ante todo conocido,
el más grande de los hombres - decían - jamás vencido.
Más fue una dama quien empuñó contra mi su cometido
y me asestó las más tiernas lecciones en cortante filo.

Atado, amado, perdido...
Tocado, besado, hundido...

viernes, 9 de abril de 2010

"Solté a Teddy en un valle"


Miré que bien me paraba
Mi camiseta de matar gigantes,
Peiné mi barba postiza
Al borde del espejo,
Solté a mi perro,
Y me dirigí al centro.

¿Cuantas veces grité llaves de jardín
Y le puse nombres preciosos al Sur?
Todo para verme aquí.
Fuera del mármol de Psique
Y del arrollo cristalino donde le dimos trote al porvenir.
Encadenado a hebras de regaliz
Mi sol apunta en su fogón;
Un nuevo número mágico,
Distinto apodo,
Otro paso de rail.

Yo echo de menos todo lo que no me cabe en los bolsillos,
Pero es hora de desflorar el telar con el más profundo de los abrazos.
De hacer frente sin el plectro a la mimosa,
Sin la espada a el alma que guardaba de tu boca.
Hay que llamar a las hiedras, a los dientes de león, a la hojarasca, a la maleza
Que lo cubran todo rápido,
Como sólo el adiós sabe hacerlo
y tranquila, si sonríen amapolas desde tu epitafio
me giraré en secreto para verlo.

Rompan filas las ortigas
Hay que darle caza al corazón
Desde otra orilla.

Bien, y allí me encontró,
Mis queridos pocos y valientes.
Yo patinando entre el tomillar como los arces
Y ella escupiendo bien alto guirlache.
Arde súbitamente con llama y sin explosión.
“-¿Cómo te llamas?”
“-Léeme los labios”
Y me besó.

By Dimas

A PROPÓSITO DE… Gracias a todos los actores del reparto del poema, sobre todo a Teddy que no se alejó mucho. Habrá ración doble de chocolate para todos esta noche.

miércoles, 24 de marzo de 2010

"Yo no estuve aquí"


Al incorporarse en la cama, miró al manchado suelo y encontró un rotulador negro tirado. Se desperezó tirando hacia atrás sus largos y arrugados brazos y haciendo un ruido extraño, con una espina clavada en la garganta, y se levantó. Cogió el rotulador y lo miró con nostalgia, tal vez pesando en su inocente infancia. Comenzó, sentado de nuevo en la cama, a hacer malabares con él, pasándoselo de un dedo a otro sin tocarlo con la otra mano(¡no se había olvidado!). Se puso de rodillas en el colchón y, en la turbia pared, encima del barroco cabecero, empezó a escribir. “Yo no estuve aquí”, puso, y debajo firmó con una “o” mayúscula y un punto. Salió de aquel desconocido lugar y, teniendo claro lo que tenía que hacer, se dirigió a la que una vez fue su casa.

Pasó casi todo el soleado día vagando por las cambiadas calles de su ciudad. Reconoció un edificio semiderruido, que logró identificar con el colegio que lo vio crecer gracias a un cartel que pendía de una de las ventanas tapiadas del segundo piso. Ya estaba cerca. Sólo unas cuantas manzanas más. Se trataba de un barrio céntrico y peligroso, infectado de prostitutas en cada una de las esquinas y de toxicómanos con síndrome de abstinencia tirados por las destrozadas aceras. Otrora fue un barrio residencial, de esos en los que cada vivienda era unifamiliar, de dos plantas con buhardilla y contaba con un pequeño jardín en su parte posterior. Ahora, la expansión urbanística que él había vivido desde la cama de un hospital, las había destruido y hábía puesto en su lugar cientos de amontonados bloques de edificios altísimos, cuyas recias siluetas acristaladas apenas dejaban llegar los rayos del sol al sempiterno suelo húmedo. Todo lo embargaba una fina capa grisácea, de polvo en suspensión, como el de las casas abandonadas del campo. A este deprimente panorama había que añadir la repentina llovizna ácida que comenzó a caer entonces, lo que le daba al vecindario un aspecto más gótico y siniestro si cabe, y le obligó a guarecerse en un estrecho portal.

Finalmente, y tras haber amainado la lluvia, vislumbró, entre las enredaderas que se abalanzaban sobre ella, su casa, una de las pocas antiguas viviendas que quedaban en pie, aunque eso sí, muy deteriorada. De todas formas eso no le importaba, no necesitaba entrar, pues lo que estaba buscando se encontraba enterrado al pie del arce que había en el jardín de atrás. Se arrodilló delante de él, y escarbó y escarbó, apartando de vez en cuando las flores silvestres que habían crecido alrededor de su tronco y que caían ahora, marchitas, sobre su agitada cabellera. Minutos después, y con las manos ensangrentadas, consiguió rescatar su tesoro escondido largo tiempo atrás. Lo cogió, se lo metió a la boca, y apretó el gatillo.

sábado, 20 de marzo de 2010

El Sitio Ciego.


Creía que construíais estatuas de fuego,
Y rosas sin pétalos
Por eso el limbo lleno de maletas,
Por eso los ojos tan y tan abiertos.
Por eso me paseé hasta tus huellas,
A atrapar cabellos sueltos
En las corrientes de aire.
Pero nada.
Supongo que todo es desaparecer
O intentarlo.

By Dimas

A PROPÓSITO DE... Saludos a la gente ingente que se paró presionada para hablar con nosotros la última noche de Fallas y al tipo ese que se bajó de un árbol mientras todos le aclamaban y a los italianos que salieron amitosamente corriendo, y a la bollera que pillamos meando y a la chica que Sergio le compró unas gafas para ligar con ella pero que al final no y a la zamorana que me quería pero no lo dijo (jajaja) y a los de Salamanca que éramos nosotros dentro de diez años y por supuesto a todos los que nos indicaron el camino

martes, 16 de marzo de 2010

"Principios básicos de Astronomía"


“Entretén al fuego mientras llegue
Y confíame tu sonrisa”.
Eso fue lo que le dije
Cuando faltó mi huella a la cabaña de sus días.
“Un pastor podría atabalear
La arrebolada hasta traer aquí tus mejillas
Y sin apenas contar con ninguna letra de mi saliva”.
Eso fue lo que me dije
Cuando escalé con migas al lomo de las palomas
Y pensé un segundo en bombardear con plumas
El vuelo de los demás por la avenida.

“Sigue al resto, yo me muero por mi cuenta”.
Le dije al capitán de mis amigos
Cuando el fango ya era un animal por mi espalda
Y la lluvia me tocaba la sangre como un niño.
“¿Arrancando teclas de piano, ola de polillas?,
Yo esperaré a mi día
Como silbo principios básicos de astronomía”.
Las colillas jugaron su ceniza.
Las garrapatas se hicieron con los botones de mi camisa .
Y colas de zorro limpiaron el agujero de mi pecho
Como un sueño más, visto o no visto desde la bahía.

“Idiota, no te sonríe a ti, es una de esas chicas
De sonrisa estrábica”.
Andábamos por el centro de los círculos de magdalena
Cuando me repetí eso.
“Yo que sé, si una chica pasa desapercibida en una caja de música
Es que es mona”.
Ay! mi sencillo homenaje al technicolor,
Se lo digo por ti cada noche.
Taña o no tu falda,
Llueva o nieve
Me mires o no como suena
Un paseo por el parque.

By Dimas

A PROPÓSITO DE... En la creación de este poema no sufrió ningún animal, nigún animal vivo quiero decir, con el resto, yo y el equipo de iluminación nos cebamos :)

martes, 9 de marzo de 2010

"Instrucciones para abrir una caja, querida Pandora"


Vas montado en el balcón,
Lanzas el cigarro y hace un arco perfecto.
En las profundidades
Las calles son cruzadas sin ti
Y la única bandera tiembla sólo un poco
A la derecha del sofá,
Como la lluvia que ha dejado de caer
Y que ahora es pasto de las luces en el suelo.

Parece mentira pero
Puedes oír el traqueteo del vagón en la mina
Mucho después de haber cruzado el puente para volarla
Incluso empeñar tu reloj para volver sólo un tic-tac atrás
Y esta vez no fallar.

No me cantes lo que pasó,
Duende de decoración que mira desde el florero
Sin tener apenas vida,
No menciones el más mínimo aliento,
Ni resuelvas el éter para mi pétalo azul.
Ya pisaremos con el sombrero
El beso alto,
Los bosques incendiados de cerezos a las afueras
El hueco entre el agua y el cielo
Que le dejé al pez volador.

Y porque me da la gana
Porque me comenzaba a apetecer
Comienza de nuevo a llover

By Dimas

APROPÓSITO DE... Poema de expiación desde el balcón del primo Chichas en una hojita de agenda de novia. ¡Gracias a Dios! las tipas tienen toda clase de cosas en esos bolsos parcialmente infinitos que yo no entiendo.Me alegro mucho escribir esta mierda porque maté a muchos fantasmas de una sola tirada. Por supuesto volví a casa colocado y con el brazo fuera de la ventanilla, que es como se debe conducir cuando llueve :)

domingo, 21 de febrero de 2010

EL DÍA UVE

Ya dentro del autobús de la línea 56C con destino a la costa, y mirando fijamente el asqueroso aspecto del bocadillo comprado en el establecimiento coreano de al lado, el todavía Joven Otrebo comenzó a divagar sobre cómo haría para morir esa noche. Había leído mucho sobre lo que ocurriría, sí, y sobre cómo afectó a diversos personajes, también, pero no tenía ni idea de qué es lo que iba a pasar exactamente: ¿Qué iba a bajar del cielo? ¿Qué iba a subir de la tierra? ¿Qué iba a emerger de la oscuridad líquida? ¿Qué puerta de qué dimensión se abriría? ¿Qué cataclismo sucedería?

Con la mente ocupada en estas y otras cuestiones llegó a la parada en la que tenía que bajar. Se levantó del pegajoso asiento atestado de firmas de adolescentes sobre hormonados y bajó del autobús. Esperó a que arrancara el conductor para poner rumbo a su destino, al Acantilado del Gadú, pues era una zona protegida y, por tanto, prohibida para cualquier invasor. Habiéndose asegurado de que nadie le seguía con la mirada, algo muy improbable a aquellas horas de la noche y en aquellos lares, comenzó a andar, primeramente, por el ancho arcén de la carretera nacional por la que había llegado con el autobús, esta vez unos cuantos centenares de metros en dirección contraria. Después, se adentró por el denso matorral que se extendía a su izquierda, por un pequeño camino de unos ochenta centímetros de ancho, libre de los altos arbustos que lo lindaban.

Conocía todo ese camino de memoria, desde que era pequeño. Pero había algo poco familiar, le había embargado una sensación fría y distante desde que se había encaminado por él.
Se estaba alejando.
Quizás se había equivocado y se había adentrado en la espesura antes de lo convenido… quizás esa sensación se debiera a lo que estaba aconteciendo sobre su cabeza y era lo que tanto había estado esperando…
Miró al cielo, cielo despejado, despejado de nubes y claro, claro como la luz de luna que bañaba tibiamente la explanada que lo envolvía y que formaba siluetas sobre el oscuro suelo.
Y lo vio. Vio Venus acercándose a la esfera plateada de la luna llena. Y el todavía Joven Otrebo seguía alejándose del lugar. Era una sensación indescriptiblemente familiar, agitada y familiar, sobrecogedora y familiar, angustiosa y familiar.

Afuera, en la fría distancia, un gato montés gruñía y dos jinetes iluminados se acercaban. El viento empezó a ulular. Y él seguía alejándose, hasta que dio de bruces contra la arcillosa realidad.

jueves, 18 de febrero de 2010

PIEDRAS DEL VERANO


El tablero ha ido a parar su giro
Al agua de la calzada.
Con sus damas negras
Y para sus blancos días
Anegando el corazón de llamas frías.

El cactus sobrepasa las piedras
Cortando sus huellas de carro
Sus prendas pendientes
Su lacrimal de amapola
¿Qué es aquello que luciste
Bajo el crepúsculo caliente
Y el candelabro de las olas?

Id llenando el ataúd
De rescoldos de saliva,
Pez de declaraciones.
Id con puñados de tierra
Traídos por nudillos sangrientos
En el aire desde las entrañas.

En aras de Me quiere, no me quiere
La margarita no volvió a hablar
A veces, cuando todo ha terminado,
Voy a ver si estás.

Las cajas de música mudas
Playa de palmas blancas
La sonrisa timbrada viuda
Todo al ciclón de aldabas de salón
Todo bajo delicadas sombras de pasos
Espadañas combadas del carbón
Todo al borde del verano
Todo donde tu y yo.

By Dimas

viernes, 12 de febrero de 2010


¿Recuerdas cuando jugábamos a pedalear por mi calle montados en bicicletas antiguas?
Yo necesitaba mis patines, por que no sabía montar a dos ruedas.
Fue entonces cuando a ti se te ocurrió que empezáramos a escupirnos cada vez que nuestros manillares se vieran de frente.

¿Recuerdas aquel verano que viniste a mi casa y me viste por primera vez
con mis braguitas blangas de rosas estampadas?
Un día se te ocurrió decirselo a los chicos de la calle de abajo y ya sólo podía sonrojarme cada vez que me miraban.

¿Recuerdas aquellas veces que jugabamos al escondite con tus amigos?
Te contaré un secreto, no soy tan estúpida:
Sabía contar hasta más de dos, pero no tenía ganas.

jueves, 11 de febrero de 2010

¿Crees en lo increible?


Dejé de creer en las señales
A la edad de veintiún años,
Cuando observaba a Jesse
Mesar los destellos del sol
Sin el dedo corazón,
Allá en los campos de trigo.
Sabía que algún día
Sería abandonado
Y vi elevarse a los ángeles
Como cuando espantas
A un puñado de pájaros.

¿Qué hacer cuando caminas hacia atrás
Con el pulgar extendido hacia el sur
Y cargando con el cartel de desterrado?
¿En qué tienes que pensar
Cuando no esperas nada oculto tras las cosas
Y algo te dice “Ya no estoy aquí”
Desde cajones de mesilla y soportales?

Era divertido esperar a las coincidencias,
Ponerles nombre,
Ungirlas con un mensurable beso en la frente
Y soplarlas desde el pecho como pavesas
Hasta que vuelen como una plegaria
¿Sabes a qué me refiero?

Como cuando vas chafado en el asiento
Con los focos de otros coches en los ojos
Planeando a saltos la carretera principal
Y maldiciendo cuanto ves al otro lado de la luna
Y enchufas la radio y saltan chispas
A poder ser líquidas
Y suena tu canción preferida
Y gritas: “Es imposible que suene en esta emisora,
Es imposible ahora que la necesito”

¿Sabéis…? Una vez vi una explosión azul
En el frío de una barandilla
Y el metal me guiño el ojo con todas sus pestañas
Y adiviné que pasaría la poli por delante
Trece segundo antes de que el agente
Decidiera tomar esa misma calle.

También cuando alguien llama a casa
Y descuelgo y no dice nada
Siempre pienso que es ella
Y que sonriente lleva en la otra mano
Una tercera rosa y que sabe donde ponerla.

Otras voy al huerto abandonado
Dejado de la mano de las almenas destruidas
Y de la yegua percherona
Y miro al cielo como una bufanda enganchada en la cancela
Libre de pasquines y herrumbres
Y cuento a las estrellas desnudas
Y pienso que ellas me cuentan a mí
Y son todo ojos y su nimbo un parpado alegre
Contento de verme

Así como el león tuvo una roca donde dormir
Y Selene volvió a Endimión
Así yo viviré más que nadie
Con mi mente jugando a la rayuela
Dos pasos por delante
¡Canta conmigo canciones propias de Septiembre y demás luces!
Yo la vi mientras se hundía en la bañera,
Cuando escondió su boca como un naipe
En la espumosa leche.
Cuando le susurré: “Unas veces estoy enamorado de ti, otras no
Pero siempre, siempre quiero follar contigo”

Sería genial hacer desaparecer lo más grande
Delante de las miradas atónitas de la gente
Vaciar el cuadro de polvo sin el bandido
Esperando su regalo detrás
No ver llorando a mi mujer
Con mi sangre ambivalente
Apeándose del turno sonrosado de sus manos
Y si caigo de esta silla, que caeré
Haré algo increíble,
Levantarme.

By Dimas

APROPÓSITO DE... Bueno, este es un poema más complicadillo que el anterior, pero es de los que me gustan a mí, así que estirar vuestra imaginación y percepción cuanto podaís y si elaborais teorías propias sobre el poema meteros en "zarpazos".

lunes, 1 de febrero de 2010

Intento de suicido número 1

- ¡Ahora es el momento de morir, no vale la pena seguir viviendo sin una botella de champán caro entre mis manos … me voy al Puente 24 de Noviembre! - grita el Viejo Otrebo a los cuatro vientos, para ver si alguien le escucha y, así, en un intento de detener una tragedia segura, ese alma caritativa le diera una botella de champán, licor o cualquier otro recipiente repleto de elixir amnésico.


La respuesta fue (casi) Total Silencio. Sólo se percibía el toque de las tres en el campanario de una Iglesia imaginaria. Sólo se percibía una sirena en la lejanía anunciando una muerte más. Sólo se percibía la lluvia sonámbula acariciando los adoquines de una decimonónica travesía sin nombre. Sólo se percibía unas pisadas cristalinas de un anciano reverberando en los muros de una casa sin paredes.
Aún así, las saetas siguen cantando a los pasos y los grillos siguen cantando a las hembras. Pensar que el mundo se va a parar porque un hombre se va a suicidar, es como afirmar que los ángeles no mataron a Annabel Lee.


Habría matado por un poco de bebida, y seguir flotando por encima del mar de nubes anaranjadas que esa noche inundaba el cielo, y seguir siendo la única persona que podía ver la inconmensurable belleza de la diosa Selene, vigía de la tormenta. Pero ese trago no llegaba, y cada vez más rápido descendía hacia los abismos atezados de la realidad.


Y le dolía la cabeza. Y sintió náuseas...


La vida pone a cada uno en su sitio, pero eso no ocurrió aquella noche con el Viejo Otrebo. Tendría que esperar a la siguiente noche sin luna para saber qué hay al otro lado. Para saber qué hay debajo de su puente