martes, 25 de diciembre de 2012

(Mini)cuento de Navidad


Interior casa. 9 de la noche.
Cena familiar de nochebuena.

Sentados alrededor de una mesa copiosa, la familia X se dispone a escuchar, entre gritos, burlas y "sssshhhh", el tradicional discurso navideño del rey.

- Callandico, que empieza -se oye decir a alguien.

Suena el himno de España y se hace un silencio incómodo, rápidamente contestado con gritos del tipo "¡que se quema la carne!".
De repente, la abuela, de unos ochentaymuchos, alza el brazo y lo extiende cual anacronismo de moda.

- Mamá, ¿qué quieres? -dice uno de sus hijos-. ¿El agua, las almendras?
- No, está haciendo el saludo nazi -dice uno de los nietos, riéndose y sorprendiéndose a la vez.
- Abuela -dice el mayor y menos sensato de sus nietos- no hagas eso, que ya no está Franco.
- ¿Que qué? -grita la abuela a todos y a ninguno de los comensales. Su marido, el abuelo, el patriarca, aprovecha para coger el mando de la televisión y darle voz para que se escuche bien el primer "me llena de orggggg...".
- ¡Que eso ya no se hace!
- ¿El qué?
- Pues el brazo en alto, eso era con los fascistas de...
- Pero no os estáis quejando todo el rato -le corta la abuela, voz de la experiencia y la sabiduría- de qué ahora hay de eso también.

La crisis económica, la política iberoamericana, los granos de arroz y la magdalena-pisapapeles del rey pasan a un cuarto plano. Y en la casa de la familia X, y a varios kilómetros a la redonda, solo se escucha una estruendosa y hambrienta risotada.

- ¡Es hora de cenar! -dice el patriarca, bajando al mínimo el sonido real.