miércoles, 23 de febrero de 2011

Soy en absoluto


Son todos unas putas.
Mis soldados de plástico,
Mis uniformemente coloreados cowboys,
Y mis héroes aun desprovistos de extremidades, pilas o accesorios
Tenían más alma al borde del saliente
Que la que imaginan taponar ellos cuando cierran la bocaza.
Ahora.
Frente a mí.
Mirándome a los ojos.

Aun así hay que dar gracias a cada madero cruzado
Porque el molesto sonido que hacen con sus zapatos al pararse a hablar conmigo
Y su dinero perfectamente plegado en sus carteras
Nos recuerda que tenemos alguna cosa dentro
Y que hace sonar nuestras paredes
Agitándose como cuando sólo queda una única moneda en la alcancía.
¿Una llave amiga de un cordel para la puerta menos usual, quizá?
Una nota firmada de Mr. Bergstrom
Unas pelusas oxidadas formando casi como una sortija.

Los perros nos ladran al otro lado de la verja
Porque quizás tengamos alma a éste.

A veces, como tú lo eres,
Yo también soy tan tocable.

No veo nada volando dentro de ellos.
Ni la más mínima cuenta de aire cuando están.
Como la cafetera sin un viaje de humo que suba hasta su interior.

Deben.
Aun así que salgan primero los que arden antes.
Tiren este poema al suelo.
Pulsen aquí para la luz.

Ni si quiera se reflejan en el suelo al levantarse de la taza
Aunque su propósito del día sea intentarlo.
Los acaban de encerar con cepillo y puesto debajo del grifo.
Sus cinturones no tienen agujeros
Y su mierda no huele.
Cuando no puedes llamar en una conversación de quince minutos
A algo, sonreír, huye.
Provocan una tierra negra
Y un precipicio en las sombras
Que tú y no ellos, arrojan.
La gente deja de fabricarse y es multitud
Y ni los pájaros dibujados
Quieren saber algo de ellos.
Sus abultados escotes han creado una ilusión de leche tibia para los de Copperfield y Twist.
Formulan hostales con palabras robadas a la verdad.
Rubias tapadas por que les ha tocado enero en el catálogo,
Chucks sin una nipona que salvar.
Hacen creer a los niños que el destartalado submundo de pañuelos estropeados por la lavadora en mis vaqueros no es suyo en absoluto, que no les pertenece como a las rosas el sol de mediodía que bordea color azafrán los trasteros y las medianas.
¡Qué hijos de puta!

Ellos y ellas creen en si mismos.
Yo no estaría tan seguro.
Es algo personal.

-Dimas- También conocido "Aquelquetraficaconapuntesycapuchasdeboli"