martes, 27 de diciembre de 2011

Café solo, agitado, no removido

Le sobrevino una ira inmensa cuando vio cómo aquel vagabundo se calentaba el gaznate con un café de su máquina en su propio despacho y se quitaba el helor de los huesos con una manta, la manta mugrienta de su sofá. Pero en seguida ese sentimiento desapareció para convertirse en desesperación, cuando sus tripas le recordaron que no había tomado nada para desayunar.

"Sí, ha sido mi estómago", habría gritado si alguno de sus empleados hubiese levantado la vista de sus papeles, pero parecía que nadie se había dado cuenta de su presencia. Y nunca se habrían dado cuenta si no hubiese comenzado a buscar, mesa por mesa, un poco de café entre todo aquel mar de plástico blanco, como lo haría un zahorí en busca de un pozo con algo más que posos. El comisario cogió la primera taza, pero estaba vacía; después, agarró con todas las esperanzas que podía reunir a esas horas de la mañana uno de esos vasos de plástico, pero estaba lleno de colillas; y cuando iba a por la tercera, su imaginaria ramita de avellano se topó con un alegórico muro: la cabeza del más fiel y cercano de sus ayudantes apareció, chorreando sudor como el resto de su cuerpo, por el hueco de las escaleras.

Dejó caer la rama en forma de Y, guardó el péndulo en el bolsillo de la chaqueta y esperó a que Garedoi llegase a su altura. Su lazarillo traía consigo una mirada que no permitía presagiar nada bueno.


P.D.: Foto extraída del perfil de Tuenti del Agente Especial Dale Cooper (a.k.a. mejor personaje de la historia de la tv)