lunes, 31 de enero de 2011

El collage de Golightly


Se reunieron y se vieron por fin bajo la lluvia del cine.
Gabardina empapada hasta el suelo
Y tobillos helados sin el poder de dar un solo paso:

-Dame un poco más de tiempo, Holly

-¿y si muero de repente?, el tiempo no es nada seguro

-"Los amores que matan nunca mueren"
O eso dijo rodando el vinilo hasta que se volvió loco en la gramola
¿Has oído lo que he dicho, Holly? no puedes morir

-Mi amor nunca ha matado a nadie,
Ergo soy tal para cual
O simplemente mortal

-Hay lápidas pudriéndose de solas
En los caminos del cementerio
Y podridas hablan de otra cosa:

"Muerto y enterrado por la misma mujer
-Corazón anónimo-"

-Esos epitafios hablan de Golightly cuando les acercas un candil
Y no de mí.

-Las tumbas están abiertas, antes o después
Los muertos se atreverán a volver allí.

Se reunieron y se vieron por fin.
Bajo la luz de la película.
Donde la lluvia le tomó el pulso al cuerpo
Y el cine dio por muerto
A uno de los dos.

-Dimas- También conocido por “Hannibalunaveznieratanlistoniteniacanas”

A propósito de… Hay poemas a veces no escritos que se forman al rededor de mi. Éste, fue capturado y enjaulado por dos poetas. Ahora vuela libre.

sábado, 22 de enero de 2011

Una breve historia a través del tiempo, el amor y el sonido a calderilla.


Limpió sus gafas del olor a gónadas
Que le habían dado en esa mina sin rastros de candiles,
Y el médico le propinó un beso en las fontanelas.
“Voy a estar sólo conmigo mucho tiempo
Y ni siquiera dijo buena suerte,
Cuando mi madre me sacó en brazos
De los recién fregados pasillos de maternidad”
Las jirafas de sus muros parecían tomar vida para cabalgar por los azulejos
Y la cera de la que estaba hecho, madurar.

Lo vi en una foto vieja.
El padre una vez tuvo una barba aviesa y era barbero de navaja seca
y de huertos y de una perra llamada Kimba y de jornales justo y de trenzas.
Se ganó la vida como bastardo aprendiendo de jefazos de la capital
Para luego montar aquí un negocio de autobuses y celebrarlo incólume en el bar.
De joven había empezado a contar espigas en vestidos
y dormido bajo las sombras de un carro que le rayaban la camisa.
Yo sólo lo vi una vez entre todos mis sueños de aquella época
Parte de él se lo llevaban los enfermeros robándolo de su silla de siempre
Y la otra es por la que aun cojo higos y los dejo en su abandonada puerta
Por si algún día vuelve
Y se cobra.

En el cartel de los troleros puesto en la plaza pone con arrope
Que sólo me miente para decirme la verdad
Y que el suelo de la cocina era de tierra y se barría con tierra
Que no había sillas suficientes pero si un corral de gallinas locas,
Cerdos cosidos, conejos altivos y ollas de barro con cocido
Y una vieja, que cocinaba día y noche entre montañas de harina
Y filosofía de tienda.
Allí se ponían rojas las mejillas de mi madre
Cuando llegaba el tiempo de recolectar las manzanas
Allí cosió su minifalda azul.

En fin, el James Dean del serrín conoce a la Heidi de los medicamentos
Justo al bajar de la pradera.
Y me tienen a mí y a dos más,
Entre libros que a mi entender siempre han sido antiguos
y mantas traviesas de la siesta del último viaje juntos.
Lejos de los sombreros de paja de San Antonio.
Donde abusan de tu solapa las flores sinceras
Y tus pies reconocen a primera vista su vocación de pez cuando los hundes en las charcas.

Pero ahora no hay tantos espejos en casa del cristalero
Y yo empeñé el chasquido de los mistos por el poco cuero de mis suelas
Y por el último regalo nuevo a mi prometida de las afueras.
Mamá tiene las manos vendadas
Y un cuervo ha secuestrado al espíritu de papá
Y lo ha escondido entre las ramas.
Miguelito hace viajes al hospital
Pero estará bien pronto, estoy seguro.

Vendrán tiempos mejores, y los limpiabotas y los de correos
Tocaran la campana lanzándoles monedas de a uno.
Y yo podré comprar la vaca con más manchas y más gorda de todo el verde norte
Y te la regalaré.
Para sentarnos a su sombra
Y engancharnos a sus tetas toda la tarde.
Hasta tener la barriga hinchada
Y la boca llena de un olor penetrante a nata.
Hasta que una gota resbale del cielo.
Se te empañe la mirada y el pecho de estrellas.
Te quite la camiseta.
Y la hierba se duerma por el peso de las espaldas.

-Dimas- Tambien conocido por su abuelo como “Sirigüelas”

A PROPÓSITO DE...Presten atención a toda historia que parezca un cuento
Depués de todo ¿Quién no quiso recorrer el tiempo?

martes, 11 de enero de 2011

Cuando el príncipe ya no tiene color preferido


Desteñidas de azul mis mallas:
Es más tiza mi Tizona,
Es más escoba que caballo,
Es menos mío su corazón atrapado allá en lo alto.
¡Ay de mí! Sin su príncipe,
Mi damisela se encuentra a salvo.

-Dimas- También conocido como elprincipedeotrocolor

martes, 4 de enero de 2011

La más fina de las líneas (el caso de A.C.)

Al cerrarse la puerta detrás de él, notó una pequeña ráfaga cálida rodeándole el cuerpo, invitándole a adentrarse un poco más. Se sentía muy cómodo en ese entorno, entre carmines y carmesíes danzando a ritmo de jazz y rodeado de poemas colgados en las paredes esperando a ser leídos en la tarima de la esquina. El bienestar iba en aumento a medida que inspiraba la embriagadora esencia con la que el café acicalaba el aire del local.
Había tres clientes. En una mesita redonda, al pie mismo de la tarima, una pareja hablaba entre susurros, inclinados hacia delante y calentándose las manos con dos grandes tazas humeantes. Una persona más completaba el cuadro, solitaria, sentada al final de la barra, a la luz de una cerveza fría que amarraba como si temiera perder alguna última oportunidad. La pareja no notó la presencia del nuevo cliente, pero el hombre de la barra se sobresaltó al verle, o eso le pareció a A.C., pues no dejaba de levantar los hombros y mover la nariz, como oliendo algo chamuscado.
A.C. dudó un poco, pero finalmente resolvió dirigirse a aquel tipo, cuyos tics aumentaron no en cadencia, sí en intensidad. No obstante ya eran las seis y a alguien se tenía que dirigir.