miércoles, 28 de abril de 2010

Las Costas de Mina


No está mal que alguien te espere por fin.
Que te aprendan.
La ciencia cierta de que alguien está pensando en ti,
Mientras cruzas las luces mojadas de un hall desconectado.

No está mal que encuentren tu cuello.
Aprender del azúcar de la rosa negra
Como se saca con fuerza un beso del paladar
Hasta perderte en su estela.

En una tarde de paseo y de manos,
Puedes enseñarle todo lo que rebosaba en tu bolso de piel
Puedes decir en ese tiempo un millón de cosas:
Graciosas, románticas, inteligentes...
Pero al final lo que realmente ella y todos queremos oír es: "¡Tacháááán!

Hablas de bajo que astro feroz
Un latido os dio la dirección para encontraros,
De que puertas había que abrir en el sótano,
De que sombrero perdió la cabeza,
Y de que monstruo terrible os hizo frente al traspasar el foso.
Todo aquello que hizo falta para llegar hasta el banco junto al río
Y charlar enredados de la humilde poesía.

Aunque estuve apunto de tocar con la nariz el suelo y oler tantos de tierra,
De arrodillar con el clarinete desdentado al elefante,
Apunto de estañarme a Rizos y a sus últimos pasos de baile.

Pero Mina, ahora me acabo.
Como se acabaron los días de Charles
Y cayeron a rugidos los ojos de Pointe du Lac
Me acabo como los anillos rodantes,
Como la calada de otoño.
Como a través de un sueño
Cual gato humeante que saluda con su sombrero y desaparece,
Me acabo.

By Dimas

lunes, 19 de abril de 2010

Portales de bohemia

Al despertar, la umbría y el relente desaparecieron y me encontré con una callejuela íntima y chisporroteante de vida, donde los pintores callejeros se confundían con los ancianos que tomaban el sol cenital en las banquetas que traían de casa y donde los trileros confundían a los troleros con los viajeros de paso. Me levanté rápidamente, lleno de vergüenza, y salí corriendo de aquel portal mitigador de pesares. Me costaba correr, quizás por mi presteza en quebrar la barrera del sueño y la vigilia o quizás porque la calle estaba en pendiente y yo iba a la zona más alta del barrio, pero no lo pude precisar entonces. Giré a la vuelta de la esquina y tropecé con uno de esos pivotes que impiden a los coches, inexistentes en aquellos lares, estacionar arriba de las aceras. Caí al suelo, siendo los incisivos centrales y laterales los únicos que intentaron frenar mi caída. Aturdido, ofuscado, herido psicológica y físicamente, arrastrándome por el nuevamente suelo rociado, llegué a la entrada de un nuevo portal, esta vez de un pequeño hostal. Y al tercer escalón resucité.

Sólo tengo una pregunta, Camino


Sigues caminando a saltos por el lomo de las ballenas,
Después de enfrentarte al circo y resbalar como el maquillaje mojado.
Sigues esperando decir: Soy un delfín desnudo y encantado,
Pese a las rocas vivas y a las tapias de los cementerios.
Buscas y encuentras tus pies,
Buscas y encuentras flores de curso legal.
Tienes todas las puntas del camino en un ramo,
Pero no su fin,
Ni su bonita tristeza.

Cada vez valoro más volver,
No oír a nadie con alma ni piel en la despensa,
Ni tener por que vender ni una sola palabra a las sogas.
Tu ropa está impecable,
Tus sentidos intactos,
Los bolsillos desembotados
Y por fin, las manos libres.

Podría tender un manto blanco sobre Cristina
Y guardarla como una chica que me miró después de todo,
Practicar un aviso de gaviotas, una oda a la amistad
Cuando camina cerca de la cárcel
Y mira al sol como sastre.
Podría repetir para siempre:
“Ahora ¿A dónde?”
“Ahora ¿A dónde?

El tacón de tú voz borda ecos por pasillos y mazmorras,
Se deshace del verdadero amor que no quiere para buscarme,
Y yo sólo puedo estrecharle una mano desde mi boca
He intentar que levite como las hojas
Hechizarla como los océanos a las barcas sin vela
Que respiran, que juegan, que duermen solas.

Cuando un invierno más me dice que el invierno está por venir,
Cuando todo lo que soy es un Abril que se disfraza,
Cuando sobran las palabras pero quedan cosas por hacer.
Bien, estoy en el camino, así que sólo tienes que silbar
y darme unos segundos para aparecer.

By Dimas

A PROPÓSITO DE… Después de dormir 12 horas (21.30-9.30) y de acariciar mis pies como si ya no los volviera a ver más, después de la Senda del Poeta en la que tras 80 km todos odiamos un poco la poesía, después de que gente se quedara a escucharme con su vino y sus porros, después de que gente se quedara incluso sin nada a escucharme, después... escribí esto

lunes, 12 de abril de 2010

Te bailan las aceras a las doce campanadas


Te bailaban las aceras a las doce campanadas,
era el momento en el que juntos pecaban borrachos y hadas.
Hipan segundos al eco de alpargatas de anís,
lentes neblinosas, sonrisas de licor y manchas carmesí.

Doncella soy caballero y cabalgo hacia vuestro apuro,
si de soslayo verso en silencio, despeinado y cauteloso.
No os engañe mi aspecto desaliñado y andrajoso,
taberneros han aliviado más despedidas que saludos.

Ahora mi sino es de un bohemio que erró al tomar camino,
ni tesituras, ni texturas, soy prófugo del descuido.
Mi armadura no acompaña a los placeres que me inclino,
tabernero, ¡una jarra! quiero caer en el olvido.

Que por masacres y batallas fui ante todo conocido,
el más grande de los hombres - decían - jamás vencido.
Más fue una dama quien empuñó contra mi su cometido
y me asestó las más tiernas lecciones en cortante filo.

Atado, amado, perdido...
Tocado, besado, hundido...

viernes, 9 de abril de 2010

"Solté a Teddy en un valle"


Miré que bien me paraba
Mi camiseta de matar gigantes,
Peiné mi barba postiza
Al borde del espejo,
Solté a mi perro,
Y me dirigí al centro.

¿Cuantas veces grité llaves de jardín
Y le puse nombres preciosos al Sur?
Todo para verme aquí.
Fuera del mármol de Psique
Y del arrollo cristalino donde le dimos trote al porvenir.
Encadenado a hebras de regaliz
Mi sol apunta en su fogón;
Un nuevo número mágico,
Distinto apodo,
Otro paso de rail.

Yo echo de menos todo lo que no me cabe en los bolsillos,
Pero es hora de desflorar el telar con el más profundo de los abrazos.
De hacer frente sin el plectro a la mimosa,
Sin la espada a el alma que guardaba de tu boca.
Hay que llamar a las hiedras, a los dientes de león, a la hojarasca, a la maleza
Que lo cubran todo rápido,
Como sólo el adiós sabe hacerlo
y tranquila, si sonríen amapolas desde tu epitafio
me giraré en secreto para verlo.

Rompan filas las ortigas
Hay que darle caza al corazón
Desde otra orilla.

Bien, y allí me encontró,
Mis queridos pocos y valientes.
Yo patinando entre el tomillar como los arces
Y ella escupiendo bien alto guirlache.
Arde súbitamente con llama y sin explosión.
“-¿Cómo te llamas?”
“-Léeme los labios”
Y me besó.

By Dimas

A PROPÓSITO DE… Gracias a todos los actores del reparto del poema, sobre todo a Teddy que no se alejó mucho. Habrá ración doble de chocolate para todos esta noche.