viernes, 28 de agosto de 2009

El por qué de sentir el olor del incienso y la menta cada vez que piensas en ella


-No me gusta este coche, huele a incienso y menta -dijo él con impaciencia.
-¿Qué dices? Estás loco –le respondió ella, a la vez que metía la cabeza por la ventanilla del copiloto-. ¡No digas tonterías! -gritó desde dentro del coche, para que le pudiera oír fácilmente. Sacó la cabeza, se volvió y oteó el horizonte del concesionario-. ¿Puede venir y oler el coche? –le dijo a un hombre de aspecto robusto y pendenciero. Éste les miró con furia primero, y después con desdén. Se dio la vuelta en seguida, y siguió con sus asuntos.
-¡Pero qué cojo…! No has visto la mirada que nos ha echado, casi nos fulmina como un rayo.
-¡Calla! Es culpa tuya. Ve sacando el talón y…
-No me gusta, ya te lo he dicho. Además, es de color malva, y sabes que ese color no lo puedo ni ver -dije, pero con tan poca convicción que sabía que esta batalla la tenía perdida.
-¡Ah! ¡Dios! Paranoico, chalado, eres un chalado. No puedes dejar que una cosa que pasó hace tanto tiempo te siga afectando de esta manera. Apártalo de tu vida, y si tú solo no puedes, ve a un psicólogo, él sabrá con qué drogarte… Es que, la verdad, no sé como sigo aguantándote, si estuviéramos juntos lo entendería, pero siendo lo que somos… -le gritó delante de todo el mundo. Había tocado sus dos puntos débiles y ella lo sabía: uno, la vergüenza en público, y dos, su atípica relación fácilmente quebrantable.
-Vale -dijo derrotado-, quedémonos este coche. Pero que sepas que no pienso conducirlo en todo el viaje.
-No vas a hacer lo que te dé la gana, las cosas no son así… -hizo una pausa y se volvió con intención de preguntarle de nuevo al tipo con ganas de pendencia.
-¡Para, para! Está bien – dijo él totalmente hundido pero con una tremenda rabia contenida. Sí, había sido un KO evidente, pero su único consuelo es que había sido por puntos.

miércoles, 19 de agosto de 2009

"Teorema de la escapatoria"


Tallos de madera mantienen mi sombra.
Suenan las campanillas sumergidas del agua
Y el avatar de la brisa en cilindros y corrientes
Escoge una carta.

Tengo los pies descansados, apoyados en la hamaca,
Y las manos sonrosadas de no agarrar un cuello sucio en semanas.
Podría salir corriendo,
Salir corriendo detrás de los galgos, ciudadanos del hollín,
O acompañar a las gaviotas solteras hasta su elegido fin en el cadalso.
Ir detrás de las perseidas que escaparon de los caza mariposas
Y de los telescopios enamorados.

Saldría, si más allá no me atrapara la razón.
Si para mí en un principio no hubiera soldado
Un cerebro con sus uñas de hilo,
Y me hubiera casado con el átomo
Y reabsorbido como al cátodo.

Bonito jarrón que llevaría por cabeza,
Tramoya que humedece el barro,
Y servirá de bebedero para las mariquitas
Y de sirviente para los hados.

De todas formas tengo una chica que miente
Sentada con las piernas dulcemente cruzadas bajo su falda,
Esperándome en el escarchado capó de su coche.
Y otra que me quiere escapando de mi lado.
De aeropuerto en aeropuerto,
Obviando mi beso de despedida
Y el color de la luz bajo la que nos conocimos.

El croar de las ranas de hierro,
El xilófono del atardecer a solas,
Miran a lo que yo diría que es el Este.
De ese grifo, del grifo de la rosa de los vientos,
No hay porque no sacar a bailar cada una de sus gotas.
Si no, lo peor que te podría pasar después de muerto
Es que las moscas encuentren tu entierro.
Si primero fue el unicornio,
Después llegó la yegua llamada “Deseo”.

Puedo atravesar los muros,
Mirar el mundo desde aquí sentado,
Y es tan hermoso
Y su iris tan profundo,
Que más me duele a mí que a él
Hacerlo esperar otro segundo.

jueves, 6 de agosto de 2009

"Aqua ardens"


Al final no seremos grandes poetas.
Al final no podré adelantar mi suicidio.
Al final nunca dejaré de estar enamorado de ti.

Porque estamos malditos.
Porque me falta valor.
Porque sigues viva y yo.

Al final nadie encontrará la solución al problema que supone el mundo.
Al final y ahora nadie piensa en nadie salvo en uno mismo.
Al final todos querrán por igual y odiarán por igual.

Porque nadie quiere que termine la búsqueda de su tesoro.
Porque nuestra mente es la única que nos acompaña, que se queda hasta el final
Porque somos hermanos de bien para bien o para mal.

En un principio deberíamos ser grandes poetas porque ya lo somos.
En un principio todo se solucionará como ocurre siempre
Y no pensaré más en la muerte porque la vida me la ha prometido.
En un principio seguiré tan enamorado de ti como al principio
Cuando te cases, cuando tengas hijos, cuando te haya totalmente perdido
Cuando sea imposible y haga años que soñaste conmigo.

By El Dimas


Serio comentario del autor :) En principio "Aqua ardens" es el termino con el que denominaban los romanos al "aguardiente".Es un poema sencillo de leer pero complicado
de escribir, como el alcohol que es facil de beber pero dificil explicar la sensación que se siente al tenerlo dentro. Es una recopilación de verdades pesimistas y obtimistas y una relción entre ellas.