miércoles, 21 de marzo de 2012

Rosa insomnio

Voy a ir al final de las camas.
Allí donde rompen las olas de las sábanas,
Se reúnen los pliegues de la manta
Y cesan los ojos.
En aquel polígono nocturno donde trafican las hadas
Y el Verbo sueña arena.

Llegaré al bosque de dedos de pie al rededor de las seis,
Con una cuerda de engranajes elegante,
Con una mochila muy grande.
Una vez allí elegiré el dedo gordo adecuado,
Estiraré de él y saldrás tú.
Tú, sonriendo como un espejo de mano perdido en el bolso de aquellos tiempos.
Tú, con la palabra atabaleada como la vez que en el parque encontramos la puerta de un castillo.
Y te meteré muy dentro de los bolsillos.
Te resistirás a duras penas, sólo un poquito,
Como por compromiso.

Y la aventura del camino de vuelta coronando cimas de plumas
Y atravesando las corrientes calientes del edredón
Y las sinopsis de la contraportada de los libros
A la mañana, un gallo la tendrá en el pico.
Y nos caeremos en tumbas de pasados charcos repletos de alacranes y costuras
Con arañazos en las rodillas y morados en la soledad.
Pero todo dará igual porque nos acostaremos
Y follaremos en sueños recurrentes
Y en sudores fríos que serán fiebre al despertar.

El vino será sólo un poco más caro al ser inventado.
Yo iré montado en una iglesia
Con una diadema ideada con el plástico malo
Con el que se forjan los sueños de las princesas
Y tú, con los labios ardiendo y manchados
de abarquillar nubes y de agujerear galletas.

Lástima no poder dormir porque no estás
Y la noche no está en su sitio.
Una lástima que tenga que soñar en folios.
Una pena porque lo de follar contigo
Y lo del vino inventado hubiera sido bonito
No sé si culpar al olvidadizo arenero
O al imperdonable camarero que me sirvió esta tarde,
El caso es que no puedo quedarme dormido.

-Dimas- También conocido como "DimicasCalipodelomo"

A propósito de...
Bueno, queridos lectores indigentes una de las facturas que me pasa la resaca es la de no poder dormir y de eso van estas letras, sobre la incapacidad de su dueño a dormir y a soñar y al no poder dormir ni soñar como se va a escribir el sueño que hubiera querido tener esa noche y quizás cualquier otra. Un incomparable viaje al final de todas las camas donde están todos los dedos de pies del mundo