NiccolóPaganini lo expresaba bien en su sonata, qué maravilla de violín! se me acompasa el aliento. Entornen las cortinas, el barco acaba de partir y la brisa azota mi ánimo. Anónimos suspiros, apagados recelos, durmamos para vivir en el letargo de una vida desdichada. Y qué desdicha! sentir ajeno lo propio y querer huir todavía más. Quiero ser melodía en el desierto, allí donde el agua es tesoro y la arena cofre. Y ejércitos de estrellas se derrumban en mis sueños ya no veo lirios o margaritas, no veo lilas ni pensamientos. Las embriaga voraz atardecer en frío fatigado, y muerto el sol no hay espinos ni jueces.
genial!!
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