lunes, 21 de junio de 2010

Escrito en un velo de ojos




Niccoló Paganini lo expresaba bien en su sonata,
qué maravilla de violín! se me acompasa el aliento.
Entornen las cortinas,
el barco acaba de partir y la brisa azota mi ánimo.
Anónimos suspiros, apagados recelos,
durmamos para vivir en el letargo de una vida desdichada.
Y qué desdicha!
sentir ajeno lo propio y querer huir todavía más.
Quiero ser melodía en el desierto,
allí donde el agua es tesoro y la arena cofre.
Y ejércitos de estrellas se derrumban en mis sueños
ya no veo lirios o margaritas, no veo lilas ni pensamientos.
Las embriaga voraz atardecer en frío fatigado,
y muerto el sol no hay espinos ni jueces.

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