¿Le debemos algo a la gente a la que le dijimos te quiero?
¿No?
Entonces ¿por qué esas ansias de volver?
Si siempre era lo mismo.
Un gran estribillo, ¡si señor!
Pero igual o repetido.
Entonces ¿por qué volvería a rendirme, a capitular en sus mismos brazos,
A saludar a sus mismas manos,
Olvidando el átomo extraño que trabajó para maniatarnos
A indagar en los mismos besos al amparo de los mismos labios?
¿Por qué no olvido de golpe su camino a casa,
Su forma de entonar carcajadas
O la anécdota de que sólo le salían bien las tortitas si estaba alegre o encantada?
¿Por qué no se me va como me llamaba
Como si hubieran echado agua
Y no oyera el eco paranoico de sus últimas palabras?
Amigos, sospecho que me han tendido una trampa,
Cualquiera o desde lo alto,
En la que enamorarme al verla por primera vez,
Que me llame para oírla dormir a medianoche
Encontrarme con sus golosinas preferidas al ojear en un quiosco unas revistas
O decirle adiós disimulando no perder el habla o la vida,
Tienen mucho que ver,
Y es toda una maravillosa sucesión de elaborados trucos, miradas rápidas, ladronzuelos o artimañas
Que se repiten una y otra vez
Mientras desayuno y me miento
Mientras conduzco y me miento
Mientras sueño y sigo despierto y me sigo mintiendo.
Enemigos, eso suele pasar por decir te quiero justo a tiempo.
En la impecable circunstancia en la que tenia sentido decir
En el mago momento, en un tris, en un trance
Y en lo que algunos sabios escépticos del amor o tipos duros sin futuro ni corazón
Siguen empeñados en llamar “ese preciso instante”
-Dimas- También conocido como "Desconocido"A PROPÓSITO DE..."Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas"
by E. E. Cummings