sábado, 23 de abril de 2011

El Barrio de la noche a 90 km


Allí en los puertos de Mía
Por lo menos el fuego ardía de forma sincera
Y los barcos hundían su madera negra
En un mar capicúa y sin capitán.
Saludando a su bandera muerta, marineros,
No libres de pecado, pero si,
Libres de conciencia.

Las alegrías esperaban apoyando un talón en las puertas.
El rumor de tantas palabras subía las cuestas mejor que el humo
Y despertaba a las bombillas.
Bebían y una especie de limonero
Bajó su rama con más luz para tocar mi frente.
La policía no había llegado aún a la plaza,
Ni los idiotas a sus casas.
Era tiempo de escupir.

Una chica de tras de otra
Sus piernas largas podrían hacerte vomitar.
Yo esperaba una carta de una militante desconocida
Con la fecha dibujada en otro tiempo
Y con la letra de una escritora de posdatas
Que tenía los ojos más grandes que nunca iba a ver más.

No paseas por pasear
Y encuentras a Eva en la lonja y a Bea trasteando un contador de luz
Y también a la otra, otra que no recuerdo como se llama
Pero que me vendió la puerta de su cobertizo en la imaginación.
Las acompañas y les gritas, les sostienes las manos
Y les preguntas por la salida más rápida
Todo eso mientras una de ellas comprende que te está mirando durante mucho tiempo fijamente
Y de que la sala Estéreo se las tragara.

Annie Hall todavía está pendiente de título en español.
La gárgola rapada quizá sólo era nazi y no lesbiana.
Mi tabaco y mi foto colgaban de no aparecer por la mañana
Y yo aun tenía que conducir casi noventa kilómetros a casa.

-Dimas- También conocido por "Quénombremásraro!"


A propósito de...
Gran noche sin alcohol en las callejuelas repletas, de alguna parte de Alicante. Roberto, Villa y yo.

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